“Fui a un centro de tratamiento para la adicción. Recibí un regalo de Navidad, un libro: El Hombre de Hielo de Wim Hof. Lo leí de una vez y me fascinó su historia. Algo sucedió dentro de mí: comencé a practicar sus métodos cada mañana, cuatro rondas de respiración seguidas de una ducha fría. Cambió mi vida. El método Wim Hof se convirtió en una parte integral y crucial de mi vida.
Tomaba cinco pastillas antidepresivas y medicamentos para el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), y después de dos años estoy sin medicación. También hubo algo de trabajo terapéutico, pero el método Wim Hof fue el 80% del proceso”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario