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miércoles, 28 de octubre de 2020

Al filo de la boca del lobo

 

En aquellos años cuando tenía un buen trabajo me llegó una carta del ahora extinto banco Dresdner. Se trataba de una cita a la que acudí. Al llegar, el banquero me llevó a su bonita oficina, me ofrece una bebida y, con una enorme sonrisa en su rostro, comienza a hablar:

—Mi querido señor ingeniero, vemos que su sueldo es más del promedio y por eso queremos ayudarlo con un préstamo para que se compre una casa.

Su rostro, diestramente amable y con una mirada algo inquisidora pero alegre, queda a la espera de una respuesta.

—Entiendo —le digo— y ¿en cuánto tiempo tendría que pagar esa casa?

—Mire, por tratarse de Ud., le damos condiciones tan fáciles para que la pague en 30 años.

—Vale, ¿y si no quiero comprar una casa, sino solo un departamento?

—Hmmm, bueno en ese caso le daríamos 20 años de plazo.

—¿No podría pagarlo en menos tiempo? —le contesté.

—Pero, ¿de cuántos años está hablando Ud.?

—¿De 5 años?

En poco tiempo su rostro se fue desfigurando, el ceño se puso algo fruncido, la boca destilaba un desencanto.

—Bueno, digamos que 15 años es lo más saludable.

—Es que me contentaría con un mini-departamento.

Esto fue como un gran golpe para mi interlocutor. Ya con el rostro desencajado cual lobo al que le han quitado su presa, se hundió en su cómodo sillón y quedó en silencio por un momento.

—En todo caso, piénselo  —me dijo con un tono seco y, después de ver que yo también quedé en silencio sin mostrar entusiasmo, continuó— Ya lo llamaremos ingeniero. Gracias por venir.

Hasta el día de hoy nunca más recibí noticias de él.

La palabra alemana "Schuld" tiene dos acepciones diferentes. La primera significa "deuda o crédito bancario" y la segunda "culpa o culpabilidad".

¿Será que los banqueros alemanes sufren psicológicamente  cuando intentan vender sus créditos porque en su conciencia está el sentimiento de ser los difusores de la culpabilidad?