Alemania da rango constitucional a la protección de los animales
La reforma tendrá implicaciones en la experimentación y los sacrificios
La necesidad de proteger a los animales tendrá rango constitucional
en Alemania. Con 543 votos a favor, 19 en contra y 15 abstenciones, el
Bundestag (Cámara baja) aprobó ayer modificar en este sentido el
artículo 20 de la Carta Magna referido a la 'protección de los
fundamentos naturales de la vida'. La decisión, sin precedentes en la
UE, convierte la protección animal en un objetivo estatal similar al de
la salvaguarda del medio ambiente y puede tener implicaciones, por
ejemplo, en las formas de sacrificio de los animales y en la
experimentación.
La oposición conservadora había rechazado durante años reformar en
este sentido la Constitución (tal y como exigían sobre todo Los Verdes,
socio menor de la coalición gubernamental con los socialdemócratas desde
1998), imposibilitando de esta manera que en el Parlamento se
obtuvieran las dos terceras partes de los votos requeridos para
cualquier modificación constitucional.
La Unión Cristiana Democrática (CDU) y su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), sin embargo, cambiaron de parecer después de que el Tribunal Constitucional Federal, en enero pasado, abriera las puertas al sacrificio de animales sin anestesia, que algunas comunidades islámicas prescriben tajantemente. La prohibición legal de esta práctica, en la que los animales se desangran, se remontaba a una ley nacionalsocialista de 1934.
Alemania de por sí ya cuenta con una estricta legislación para la protección de los animales, en la que se prohíbe infligir a estos seres cualquier dolor innecesario y en la que se regulan cuestiones como las condiciones bajo las cuales están permitidos los experimentos científicos con animales y la caza. En la práctica judicial, sin embargo, estas garantías suelen ser secundarias cuando al mismo tiempo se pueden invocar también derechos fundamentales consagrados en la Constitución, como la libertad de la ciencia, el arte y la religión.
En el pasado, todas estas garantías habían sido aducidas para permitir crueles experimentos con monos, dudosas obras de arte (como una vaca previamente sacrificada que fue tirada desde un helicóptero) y ancestrales prácticas de sacrificio.
Sin elevarla al rango de derecho fundamental, la reforma aprobada ayer convierte la protección de los animales en un 'objetivo estatal' equivalente a la salvaguarda del medio ambiente, también consagrada en el artículo 20. Debido a esta dimensión jurídica, tanto los tribunales como los organismos públicos deberán tener en cuenta la protección de los animales en sus decisiones y sopesar su importancia si este objetivo entra en contradicción con los derechos fundamentales.
La ministra alemana de Protección al Consumidor y Agricultura, Renate Künast (Los Verdes), aseguró ayer que la reforma constitucional -que aún deberá ser aprobada por la Cámara alta, en la que toman asiento los Estados federados, que ya han adelantado su visto bueno- no tendrá efecto alguno sobre las actuales disposiciones legales y sólo afectará a aquellas que se redactarán en un futuro.
Muchos científicos, de todas formas, temen ahora una avalancha de demandas judiciales, que podría retrasar sus proyectos de investigación. Las asociaciones protectoras de animales saludaron la inminente reforma constitucional y anunciaron que estarán muy atentos a su puesta en práctica.
La Unión Cristiana Democrática (CDU) y su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), sin embargo, cambiaron de parecer después de que el Tribunal Constitucional Federal, en enero pasado, abriera las puertas al sacrificio de animales sin anestesia, que algunas comunidades islámicas prescriben tajantemente. La prohibición legal de esta práctica, en la que los animales se desangran, se remontaba a una ley nacionalsocialista de 1934.
Alemania de por sí ya cuenta con una estricta legislación para la protección de los animales, en la que se prohíbe infligir a estos seres cualquier dolor innecesario y en la que se regulan cuestiones como las condiciones bajo las cuales están permitidos los experimentos científicos con animales y la caza. En la práctica judicial, sin embargo, estas garantías suelen ser secundarias cuando al mismo tiempo se pueden invocar también derechos fundamentales consagrados en la Constitución, como la libertad de la ciencia, el arte y la religión.
En el pasado, todas estas garantías habían sido aducidas para permitir crueles experimentos con monos, dudosas obras de arte (como una vaca previamente sacrificada que fue tirada desde un helicóptero) y ancestrales prácticas de sacrificio.
Sin elevarla al rango de derecho fundamental, la reforma aprobada ayer convierte la protección de los animales en un 'objetivo estatal' equivalente a la salvaguarda del medio ambiente, también consagrada en el artículo 20. Debido a esta dimensión jurídica, tanto los tribunales como los organismos públicos deberán tener en cuenta la protección de los animales en sus decisiones y sopesar su importancia si este objetivo entra en contradicción con los derechos fundamentales.
La ministra alemana de Protección al Consumidor y Agricultura, Renate Künast (Los Verdes), aseguró ayer que la reforma constitucional -que aún deberá ser aprobada por la Cámara alta, en la que toman asiento los Estados federados, que ya han adelantado su visto bueno- no tendrá efecto alguno sobre las actuales disposiciones legales y sólo afectará a aquellas que se redactarán en un futuro.
Muchos científicos, de todas formas, temen ahora una avalancha de demandas judiciales, que podría retrasar sus proyectos de investigación. Las asociaciones protectoras de animales saludaron la inminente reforma constitucional y anunciaron que estarán muy atentos a su puesta en práctica.
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