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martes, 20 de junio de 2017

El arrebato del enamoramiento

por Elizabeth Gilbert

La adicción (al enamoramiento) es típica en todas las historias de amor basadas en el encaprichamiento. Todo comienza cuando el objeto de tu adoración te da una dosis embriagadora y alucinógena de algo que jamás te habías atrevido a admitir que necesitabas —un cóctel tóxico-sentimental, quizá, de un amor estrepitoso y un entusiasmo arrebatador—. Al poco tiempo empiezas a necesitar desesperadamente esa atención tan intensa con esa ansia obsesiva típica de un yonqui (persona adicta a las drogas duras).

Si no te dan la droga, tardas poco en enfermar, enloquecer y perder varios kilos (por no hablar del odio al tipo que te ha fomentado la adicción, pero que ahora se niega a seguirte dando eso tan bueno, aunque sabes perfectamente que lo tiene escondido en algún sitio, maldita sea, porque antes te lo daba gratis).

La fase siguiente es la de la escualidez ( cualidad de la persona o animal que tiene una delgadez muy acentuada) y la temblequera (constante temblar del cuerpo) en el rincón, sabiendo que venderías el alma o robarías a tus vecinos con tal de probar eso una sola vez más. Mientras tanto, a tu ser amado le repeles. Te mira como si no te conociera de nada, como si jamás te hubiera amado con una pasión fervorosa. Lo irónico del asunto es que no puedes echarle la culpa. Porque, vamos, mírate bien. Eres un asquito, un ser patético, casi irreconocible ante tus propios ojos. Pues ya está.

Ya has llegado al destino final del amor caprichoso: la más absoluta y despiadada devaluación del propio ser.

El hecho de poder escribir sobre ello tranquilamente a día de hoy es una prueba fehaciente del poder balsámico del tiempo, porque no me lo tomaba nada bien conforme me iba ocurriendo. Perder a David justo después de mi fracaso matrimonial y justo después del ataque terrorista a mi ciudad y justo después de la etapa más siniestra del divorcio (una experiencia que mi amigo Brian ha comparado con «sufrir un accidente de coche espantoso todos los días durante unos dos años»)... En fin, que aquello fue sencillamente demasiado.

David y yo seguíamos teniendo arrebatos de diversión y compatibilidad de día, pero de noche, en su cama, yo me convertía en el único superviviente de un invierno nuclear conforme él se iba alejando de mí a ojos vistas, cada día un poco más, como si tuviera una enfermedad infecciosa.

Acabé temiendo la noche como si fuese una cámara de tortura. Me quedaba ahí tumbada junto al cuerpo dormido de David, tan hermoso como inaccesible, y entraba en una espiral de soledad y pensamientos suicidas meticulosamente detallados. Me dolían todas y cada una de las partes del cuerpo. Me sentía como una especie de máquina primitiva llena de muelles y con una sobrecarga mucho mayor de la que era capaz de soportar, a punto de estallar llevándose por delante a todo el que se acercara.

Imaginé mis miembros saliendo despedidos, separándose de mi torso con tal de huir del núcleo volcánico de infelicidad que era yo. Casi todas las mañanas David se despertaba y me veía adormilada en el suelo, junto a su cama, sobre un montón de toallas, como un perro.

¿Qué te pasa ahora? —me preguntaba al verme.

Era el enésimo hombre al que había dejado totalmente extenuado.

Creo que en aquellos tiempos adelgacé algo así como quince kilos.

Tomado del libro "Come reza ama", cap. 5.
Pelicula: Tras varios fracasos sentimentales una mujer decide encontrarse a si misma a traves de un viaje por Italia la India Bali e Indonesia. Liz Gilbert - Julia Roberts tenia todo lo que una mujer puede soñar un marido una casa y una brillante carrera pero se encontraba perdida confusa insatisfecha. Una vez divorciada y tras un periodo de reflexion decide abandonar su acomodada vida y lo arriesga todo emprendiendo un viaje alrededor del mundo. La historia se basa en el best-seller autobiografico de Elizabeth Gilbert.

Descargar libro:


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