¡Que te cuidara!
Él sonrió y me mostró Sus Manos que las tenía cerradas.
Y me mostró que dentro de ellas estabas TÚ!
Me volvió a sonreír y me dijo:
-¿Qué crees que le pueda pasar si siempre esta en Mis Manos...?
Le dije:
-Gracias Señor, porque esa persona que tienes entre Tus Manos es muy especial para mi...
Él me miró y dulcemente me dijo:
-Si para ti es especial, imagínate para Mí que soy Su Padre!
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