Regla #1:
«Nunca debe ir coma entre el sujeto y el verbo de una oración».
Hola, amigos. He preparado una lección en la cual demostraré lo siguiente:
1. Que, aunque ya has escuchado hablar de esta regla, no sabes cómo aplicarla.
2. Que no a todas las pausas en la lectura corresponde una coma.
3. Que es falso el mito arcaico que afirma que la coma es una «breve pausa en la lectura».
Con tantos miles de miembros activos en este grupo, no me atrevería a hacer las afirmaciones que acabo de enumerar, si no tuviera las bases para demostrarlo. No, señor. No estamos en presencia de mis opiniones. Se trata de dichos de la RAE, contenidos en la página del DPD que trata el tema de la coma:
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=V1EqcYbX4D61AWBBrd
Y para probar mi tercer punto, te pido que entres a dicha página, donde encontrarás la siguiente aseveración en el primer párrafo: «NO SIEMPRE SU PRESENCIA RESPONDE A LA NECESIDAD DE REALIZAR UNA PAUSA EN LA LECTURA y, viceversa, existen en la lectura pausas breves que no deben marcarse gráficamente mediante comas…».
A pesar de que en este párrafo la RAE respalda mi segundo punto, en este momento no estoy tratando de probarlo. Eso lo dejo para más tarde. Por ahora, solo me interesa que sepas que la RAE afirma que LA COMA NO SIEMPRE CORRESPONDE A UNA PAUSA EN LA LECTURA.
Si, aparte, mueves la vista hacia abajo, y, así, de reojo, echas una mirada breve a los 32 incisos que detallan las reglas de su uso, comprenderás que el ingenuo cuento de la «breve pausa…» no es más que una falacia simplista. En realidad, la coma es el signo ortográfico más dificultoso; ningún otro cuenta con tantos incisos que regulen su uso. Creo que con esto queda mostrado mi tercer punto.
Ahora, te demostraré que no sabes aplicar esta regla, tal y como lo afirmé en mi primer punto. Pero antes, permíteme explicar algunos conceptos básicos, para que los principiantes puedan seguirnos.
Queda claro que, para evitar poner una coma entre el sujeto y su correspondiente verbo, antes que nada, DEBES APRENDER A IDENTIFICAR AL SUJETO. Este es un conocimiento básico y crucial que debes adquirir. No te engañes: suena fácil, pero no lo es.
Ahora bien, ¿qué es el sujeto?
Hay varias definiciones, pero no perderé el tiempo en divagaciones gramaticales. Para el propósito de nuestro análisis, basta con saber que «El sujeto es la persona o cosa que ejecuta la acción del verbo, o de quien se dice algo».
Si decimos «El estudiante entregó los libros», basta con preguntar QUIÉN O QUÉ entregó los libros para saber quién es el sujeto (en este caso, el estudiante).
Todavía podemos efectuar una prueba adicional: una vez que, presumiblemente, hemos identificado al sujeto, debemos determinar si la conjugación del verbo concuerda con el mismo. En esta oración, ‘el estudiante’ corresponde a la tercera persona del singular, y el verbo conjugado ‘entregó’ también corresponde a dicha persona gramatical. Es decir, existe concordancia entre sujeto y verbo.
Así las cosas, es incorrecto escribir: «El estudiante, entregó los libros» porque no debemos meter coma entre el sujeto y el verbo. Y, puesto que el enunciado es sumamente simple, cualquiera puede notar que hemos incurrido en falta. Podemos incluso agregar adjetivos, y todavía seguirá siendo fácil detectar al sujeto: «El estudiante joven entregó los libros». ¿Quién entregó los libros?... El estudiante joven.
En estas circunstancias tan simples, cualquiera puede evitar meter coma entre sujeto y verbo. Fácil, ¿eh?
Si apenas te inicias en el estudio de la ortografía, espero que hayas captado bien este concepto básico, porque enseguida empiezo a complicar las cosas.
En la oración «El estudiante que salió corriendo entregó los libros», si preguntamos quién entregó los libros, la respuesta es ‘el estudiante que salió corriendo’. Por lo tanto, este es el sujeto. En este caso, hemos agregado la oración ‘que salió corriendo’ al referirnos al estudiante. A este tipo de elementos se les llama «oraciones subordinadas adjetivas», ya que cumplen la misma función que los adjetivos: modifican a un sustantivo.
Podemos complicar aún más la ‘subordinada adjetiva’, con lo cual aumentará la extensión del sujeto (en cantidad de palabras, por supuesto): «El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 entregó los libros». En este caso, si preguntamos quién entregó los libros, la respuesta correcta es ‘El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre de 2001’. Así como lo ves, no importa cuán extenso te parezca, estamos en presencia de un sujeto, y ni se te ocurra meter coma entre este kilométrico sujeto y su respectivo verbo.
Pero aún no lo has visto todo. El sujeto anterior, así de largo como lo ves, no es más que un sujeto simple. Veamos ahora el mismo ejemplo con un sujeto complejo; es decir, con uno que conste de dos o más personas o cosas: «El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 y los bomberos del condado de New Jersey que llegaron antes de que se desplomaran las torres entregaron los libros». Si preguntáramos quienes entregaron los libros, para intentar detectar al sujeto, la respuesta correcta sería ‘El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 y los bomberos del condado de New Jersey que llegaron antes de que se desplomaran las torres’. ¡Vaya sujeto!... y a pesar de que está tan extenso, casi tanto como un párrafo entero, ni se te ocurra meter coma entre esta mole y su verbo.
Con este último ejemplo, intento probar mi aseveración en el sentido que, antes de leer esta lección, no sabías como aplicar esta regla. Porque, dime: frente a un sujeto tan complicado como este, ¿cuántas comas hubieses metido? ¿Dos? ¿Tres?... Francamente, dudo que te hubieses abstenido. Si tu respuesta es ‘ninguna’, te felicito, pero no te pido disculpas: aún no hemos agotado el tema. Todavía puedo probar que no sabes aplicar esta regla. Basta con que sigas leyendo, ya que unos párrafos más abajo terminaré por demostrártelo.
Antes de seguir, permíteme preguntarte: ¿cuántas pausas en la lectura hiciste al leer el último ejemplo? Podría apostar que tres o cuatro, y —no obstante— EL ENUNCIADO NO DEBE LLEVAR UNA SOLA COMA. Con esto vengo a probar que LA COMA NO CORRESPONDE A LAS PAUSAS EN LA LECTURA, tal y como lo afirmé en el segundo punto de mis aseveraciones iniciales. De paso, te recuerdo lo que afirma la RAE en el primer párrafo de la página donde trata el tema de la coma: «LA COMA NO SIEMPRE CORRESPONDE A UNA PAUSA EN LA LECTURA». Así, la RAE afirma un punto, y yo lo demuestro por mi parte.
Sigamos adelante con el estudio de esta regla.
Debes saber que hay una clase de sujetos que no lo parecen: se trata de las oraciones ‘subordinadas sustantivas’. Por favor, no las confundas con las oraciones ‘subordinadas adjetivas’ que ya hemos visto. Estas últimas modifican a los sustantivos; las subordinadas sustantivas no, ya que se trata de oraciones que, en sí, son verdaderos sustantivos.
No sé si has visto la película «Gladiador», la cual estelariza Russell Crowe. ¿La recuerdas? Espero que sí, porque yo no la recuerdo bien (tengo mala memoria). En este filme, hay varias escenas en las cuales los gladiadores salen a la arena, se forman frente al emperador romano y creo recordar que le dicen: «Los que habremos de morir te saludamos». Aquí cabe preguntar, ¿quiénes saludan al César?... Pues, ‘los que habremos de morir’. En este caso, estamos en presencia de un sujeto, ¡a pesar de que no hay un solo sustantivo!… Solo hay una oración subordinada: ‘los que habremos de morir’, y esta oración desempeña la función de sujeto. Y, reitero: no debes meter coma entre esta subordinada sustantiva y su respectivo verbo.
Las subordinadas sustantivas también pueden tornarse complicadas: «Quienes van por la vida despilfarrando su tiempo y quienes nunca dedican tiempo al estudio de los asuntos serios de la vida mal terminan». Aquí estamos en presencia del sujeto ‘quienes van por la vida […] los asuntos serios de la vida’, el adverbio ‘mal’ y el verbo conjugado ‘terminan’. Y, como ya viste en el ejemplo, NO SE METE COMA ENTRE EL SUJETO integrado con las subordinadas nominativas Y SU respectivo VERBO, POR MAS PAUSAS QUE HAGAS O RESPIRACIONES PROFUNDAS QUE TOMES DURANTE LA LECTURA.
No quiero que vayas a pensar que estas cosas me las estoy sacando de la manga o de la chistera. No. Creo que debo citar el DPD de la RAE, para que veas que yo no miento. En realidad, quienes mienten —por ignorancia que no por maldad— son aquellos que afirman que la coma es una breve pausa en la lectura. Te advierto que las explicaciones del DPD son sumamente escuetas. Va. Se trata de un fragmento del primer párrafo del inciso 3.1 de la coma, el cual dice: «Cuando el sujeto es largo, suele hacerse oralmente una pausa antes del comienzo del predicado, pero ESTA PAUSA NO DEBE MARCARSE GRÁFICAMENTE MEDIANTE COMA: Los alumnos que no hayan entregado el trabajo antes de la fecha fijada por el profesor || suspenderán la asignatura».
Espero haber recobrado tu confianza con esta cita, para poder proseguir. Más adelante volveré a citar a la RAE, para que veas que yo nada me invento: simplemente, extiendo las escuálidas explicaciones del DPD.
Ahora quisiera hablar de otra clase de sujetos que no parecen serlo, y que —debido a su apariencia engañosa— pudieran inducirte a meter coma entre sujeto y verbo. Se trata de las ‘series’: «Los amables perros, los gatos misteriosos, y las nerviosas gallinas suelen vivir en cautiverio». En este caso, el sujeto consiste en los animales citados, y no debes meter coma entre la serie y el verbo; por lo que el siguiente enunciado es incorrecto: «Los amables perros, los gatos misteriosos, y las nerviosas gallinas, suelen vivir en cautiverio».
De nueva cuenta, siento que debo citar a la RAE; tan solo para que veas que yo no invento cuentos. Si yo fuera ignorante o mentiroso, te contaría que la coma es una breve pausa en la lectura. Pero no. Prefiero contarte la verdad, aunque tenga demasiados incisos: el primer párrafo del inciso 3.1 de la coma, a la sazón, dice: «Es incorrecto escribir coma entre el sujeto y el verbo de una oración, INCLUSO CUANDO EL SUJETO ESTA COMPUESTO DE VARIOS ELEMENTOS SEPARADOS POR COMAS». Estos ‘elementos separados por comas’ es lo que yo llamo ‘series’.
EXECEPCION CUANDO SE USA LA PALABRA ETCÉTERA
El inciso 1.2.14 de la coma dice: «La palabra etcétera (o su abreviatura etc.) se separa con coma del resto del enunciado: “Los bailes populares como la sardana, la jota, etcétera, estaban proscritos” (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]); “Los bailes autóctonos, las peregrinaciones, etc., perduran hasta nuestros días” (Leyva Piñata [Méx. 1984])». Por lo tanto, para efectos del ejemplo de nuestra granja, debemos escribir: «Los amables perros, los gatos misteriosos, las nerviosas gallinas, etcétera, suelen vivir en cautiverio»; o bien: «Los amables perros, los gatos misteriosos, las nerviosas gallinas, etc., suelen vivir en cautiverio»
EXCEPCION CUANDO SE DELIMITAN INCISOS
Hay frases u oraciones explicativas o incidentales que suelen intercalarse entre el sujeto y el verbo. Uno se da cuenta que se trata de frases incidentales porque las puede uno eliminar y el enunciado no pierde su sentido original. En estos casos, SI deben meterse comas entre sujeto y verbo. Para respaldar mi dicho, cito los incisos 1.1 y 1.1.1 del tema de la coma en el DPD: «Deben utilizarse dos comas, una delante del comienzo del inciso y otra al final. En este caso, la coma sí indica pausa y el inciso se lee en un tono más grave que el del resto del enunciado. La mayor parte de las veces puede alternar, en este uso, con la raya y con los paréntesis. Los incisos pueden ser:
1.1.1. Aposiciones explicativas: “Cuando llegó Adrián, el marido de mi hermana, todo se aclaró”».
Volvamos a la granja para ilustrar esta excepción: «Los amables perros, los gatos misteriosos y las nerviosas gallinas, los cuales son animales domésticos, suelen vivir en cautiverio».
EPÍLOGO
Pues bien, amigos, esto es todo lo que hay que exponer respecto a esta regla. Pudiera haber omitido algún punto, en cuyo caso lo daré a conocer en futuras lecciones. Espero haber mostrado que, antes de leer mi lección, en realidad no sabían cómo aplicar esta regla. Pero, sobre todo, espero que hayan aprendido algo nuevo.
Pido disculpas si mis aseveraciones iniciales les parecieron atrevidas o groseras. Se trató de un gancho ('hook') literario que intentaba herir su amor propio, para inducirlos a leer un tema que es tan árido, pero sumamente importante.
De todo lo que aquí hemos visto, acaso lo más crucial es que comprendan que el mito arcaico de la «breve pausa en la lectura» no solo es falso, sino pernicioso. Se trata de un nefasto cuento que nos distrae y que nos ciega, ocultándonos todo un mundo de reglas que, una vez asimiladas, nos permiten escribir con belleza en nuestra hermosa lengua: el castellano.
La coma desconocida y otros signos extraños
D.R. © 2018 Miguel Antonio Villegas Hernández
Fuente: https://www.facebook.com/groups/1102140779807566/permalink/1803899526298351/
«Nunca debe ir coma entre el sujeto y el verbo de una oración».
Hola, amigos. He preparado una lección en la cual demostraré lo siguiente:
1. Que, aunque ya has escuchado hablar de esta regla, no sabes cómo aplicarla.
2. Que no a todas las pausas en la lectura corresponde una coma.
3. Que es falso el mito arcaico que afirma que la coma es una «breve pausa en la lectura».
Con tantos miles de miembros activos en este grupo, no me atrevería a hacer las afirmaciones que acabo de enumerar, si no tuviera las bases para demostrarlo. No, señor. No estamos en presencia de mis opiniones. Se trata de dichos de la RAE, contenidos en la página del DPD que trata el tema de la coma:
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=V1EqcYbX4D61AWBBrd
Y para probar mi tercer punto, te pido que entres a dicha página, donde encontrarás la siguiente aseveración en el primer párrafo: «NO SIEMPRE SU PRESENCIA RESPONDE A LA NECESIDAD DE REALIZAR UNA PAUSA EN LA LECTURA y, viceversa, existen en la lectura pausas breves que no deben marcarse gráficamente mediante comas…».
A pesar de que en este párrafo la RAE respalda mi segundo punto, en este momento no estoy tratando de probarlo. Eso lo dejo para más tarde. Por ahora, solo me interesa que sepas que la RAE afirma que LA COMA NO SIEMPRE CORRESPONDE A UNA PAUSA EN LA LECTURA.
Si, aparte, mueves la vista hacia abajo, y, así, de reojo, echas una mirada breve a los 32 incisos que detallan las reglas de su uso, comprenderás que el ingenuo cuento de la «breve pausa…» no es más que una falacia simplista. En realidad, la coma es el signo ortográfico más dificultoso; ningún otro cuenta con tantos incisos que regulen su uso. Creo que con esto queda mostrado mi tercer punto.
Ahora, te demostraré que no sabes aplicar esta regla, tal y como lo afirmé en mi primer punto. Pero antes, permíteme explicar algunos conceptos básicos, para que los principiantes puedan seguirnos.
Queda claro que, para evitar poner una coma entre el sujeto y su correspondiente verbo, antes que nada, DEBES APRENDER A IDENTIFICAR AL SUJETO. Este es un conocimiento básico y crucial que debes adquirir. No te engañes: suena fácil, pero no lo es.
Ahora bien, ¿qué es el sujeto?
Hay varias definiciones, pero no perderé el tiempo en divagaciones gramaticales. Para el propósito de nuestro análisis, basta con saber que «El sujeto es la persona o cosa que ejecuta la acción del verbo, o de quien se dice algo».
Si decimos «El estudiante entregó los libros», basta con preguntar QUIÉN O QUÉ entregó los libros para saber quién es el sujeto (en este caso, el estudiante).
Todavía podemos efectuar una prueba adicional: una vez que, presumiblemente, hemos identificado al sujeto, debemos determinar si la conjugación del verbo concuerda con el mismo. En esta oración, ‘el estudiante’ corresponde a la tercera persona del singular, y el verbo conjugado ‘entregó’ también corresponde a dicha persona gramatical. Es decir, existe concordancia entre sujeto y verbo.
Así las cosas, es incorrecto escribir: «El estudiante, entregó los libros» porque no debemos meter coma entre el sujeto y el verbo. Y, puesto que el enunciado es sumamente simple, cualquiera puede notar que hemos incurrido en falta. Podemos incluso agregar adjetivos, y todavía seguirá siendo fácil detectar al sujeto: «El estudiante joven entregó los libros». ¿Quién entregó los libros?... El estudiante joven.
En estas circunstancias tan simples, cualquiera puede evitar meter coma entre sujeto y verbo. Fácil, ¿eh?
Si apenas te inicias en el estudio de la ortografía, espero que hayas captado bien este concepto básico, porque enseguida empiezo a complicar las cosas.
En la oración «El estudiante que salió corriendo entregó los libros», si preguntamos quién entregó los libros, la respuesta es ‘el estudiante que salió corriendo’. Por lo tanto, este es el sujeto. En este caso, hemos agregado la oración ‘que salió corriendo’ al referirnos al estudiante. A este tipo de elementos se les llama «oraciones subordinadas adjetivas», ya que cumplen la misma función que los adjetivos: modifican a un sustantivo.
Podemos complicar aún más la ‘subordinada adjetiva’, con lo cual aumentará la extensión del sujeto (en cantidad de palabras, por supuesto): «El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 entregó los libros». En este caso, si preguntamos quién entregó los libros, la respuesta correcta es ‘El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre de 2001’. Así como lo ves, no importa cuán extenso te parezca, estamos en presencia de un sujeto, y ni se te ocurra meter coma entre este kilométrico sujeto y su respectivo verbo.
Pero aún no lo has visto todo. El sujeto anterior, así de largo como lo ves, no es más que un sujeto simple. Veamos ahora el mismo ejemplo con un sujeto complejo; es decir, con uno que conste de dos o más personas o cosas: «El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 y los bomberos del condado de New Jersey que llegaron antes de que se desplomaran las torres entregaron los libros». Si preguntáramos quienes entregaron los libros, para intentar detectar al sujeto, la respuesta correcta sería ‘El estudiante que salió corriendo de la torre izquierda el día del atentado terrorista de Al-Qaeda de septiembre del 2001 y los bomberos del condado de New Jersey que llegaron antes de que se desplomaran las torres’. ¡Vaya sujeto!... y a pesar de que está tan extenso, casi tanto como un párrafo entero, ni se te ocurra meter coma entre esta mole y su verbo.
Con este último ejemplo, intento probar mi aseveración en el sentido que, antes de leer esta lección, no sabías como aplicar esta regla. Porque, dime: frente a un sujeto tan complicado como este, ¿cuántas comas hubieses metido? ¿Dos? ¿Tres?... Francamente, dudo que te hubieses abstenido. Si tu respuesta es ‘ninguna’, te felicito, pero no te pido disculpas: aún no hemos agotado el tema. Todavía puedo probar que no sabes aplicar esta regla. Basta con que sigas leyendo, ya que unos párrafos más abajo terminaré por demostrártelo.
Antes de seguir, permíteme preguntarte: ¿cuántas pausas en la lectura hiciste al leer el último ejemplo? Podría apostar que tres o cuatro, y —no obstante— EL ENUNCIADO NO DEBE LLEVAR UNA SOLA COMA. Con esto vengo a probar que LA COMA NO CORRESPONDE A LAS PAUSAS EN LA LECTURA, tal y como lo afirmé en el segundo punto de mis aseveraciones iniciales. De paso, te recuerdo lo que afirma la RAE en el primer párrafo de la página donde trata el tema de la coma: «LA COMA NO SIEMPRE CORRESPONDE A UNA PAUSA EN LA LECTURA». Así, la RAE afirma un punto, y yo lo demuestro por mi parte.
Sigamos adelante con el estudio de esta regla.
Debes saber que hay una clase de sujetos que no lo parecen: se trata de las oraciones ‘subordinadas sustantivas’. Por favor, no las confundas con las oraciones ‘subordinadas adjetivas’ que ya hemos visto. Estas últimas modifican a los sustantivos; las subordinadas sustantivas no, ya que se trata de oraciones que, en sí, son verdaderos sustantivos.
No sé si has visto la película «Gladiador», la cual estelariza Russell Crowe. ¿La recuerdas? Espero que sí, porque yo no la recuerdo bien (tengo mala memoria). En este filme, hay varias escenas en las cuales los gladiadores salen a la arena, se forman frente al emperador romano y creo recordar que le dicen: «Los que habremos de morir te saludamos». Aquí cabe preguntar, ¿quiénes saludan al César?... Pues, ‘los que habremos de morir’. En este caso, estamos en presencia de un sujeto, ¡a pesar de que no hay un solo sustantivo!… Solo hay una oración subordinada: ‘los que habremos de morir’, y esta oración desempeña la función de sujeto. Y, reitero: no debes meter coma entre esta subordinada sustantiva y su respectivo verbo.
Las subordinadas sustantivas también pueden tornarse complicadas: «Quienes van por la vida despilfarrando su tiempo y quienes nunca dedican tiempo al estudio de los asuntos serios de la vida mal terminan». Aquí estamos en presencia del sujeto ‘quienes van por la vida […] los asuntos serios de la vida’, el adverbio ‘mal’ y el verbo conjugado ‘terminan’. Y, como ya viste en el ejemplo, NO SE METE COMA ENTRE EL SUJETO integrado con las subordinadas nominativas Y SU respectivo VERBO, POR MAS PAUSAS QUE HAGAS O RESPIRACIONES PROFUNDAS QUE TOMES DURANTE LA LECTURA.
No quiero que vayas a pensar que estas cosas me las estoy sacando de la manga o de la chistera. No. Creo que debo citar el DPD de la RAE, para que veas que yo no miento. En realidad, quienes mienten —por ignorancia que no por maldad— son aquellos que afirman que la coma es una breve pausa en la lectura. Te advierto que las explicaciones del DPD son sumamente escuetas. Va. Se trata de un fragmento del primer párrafo del inciso 3.1 de la coma, el cual dice: «Cuando el sujeto es largo, suele hacerse oralmente una pausa antes del comienzo del predicado, pero ESTA PAUSA NO DEBE MARCARSE GRÁFICAMENTE MEDIANTE COMA: Los alumnos que no hayan entregado el trabajo antes de la fecha fijada por el profesor || suspenderán la asignatura».
Espero haber recobrado tu confianza con esta cita, para poder proseguir. Más adelante volveré a citar a la RAE, para que veas que yo nada me invento: simplemente, extiendo las escuálidas explicaciones del DPD.
Ahora quisiera hablar de otra clase de sujetos que no parecen serlo, y que —debido a su apariencia engañosa— pudieran inducirte a meter coma entre sujeto y verbo. Se trata de las ‘series’: «Los amables perros, los gatos misteriosos, y las nerviosas gallinas suelen vivir en cautiverio». En este caso, el sujeto consiste en los animales citados, y no debes meter coma entre la serie y el verbo; por lo que el siguiente enunciado es incorrecto: «Los amables perros, los gatos misteriosos, y las nerviosas gallinas, suelen vivir en cautiverio».
De nueva cuenta, siento que debo citar a la RAE; tan solo para que veas que yo no invento cuentos. Si yo fuera ignorante o mentiroso, te contaría que la coma es una breve pausa en la lectura. Pero no. Prefiero contarte la verdad, aunque tenga demasiados incisos: el primer párrafo del inciso 3.1 de la coma, a la sazón, dice: «Es incorrecto escribir coma entre el sujeto y el verbo de una oración, INCLUSO CUANDO EL SUJETO ESTA COMPUESTO DE VARIOS ELEMENTOS SEPARADOS POR COMAS». Estos ‘elementos separados por comas’ es lo que yo llamo ‘series’.
EXECEPCION CUANDO SE USA LA PALABRA ETCÉTERA
El inciso 1.2.14 de la coma dice: «La palabra etcétera (o su abreviatura etc.) se separa con coma del resto del enunciado: “Los bailes populares como la sardana, la jota, etcétera, estaban proscritos” (Mendoza Ciudad [Esp. 1986]); “Los bailes autóctonos, las peregrinaciones, etc., perduran hasta nuestros días” (Leyva Piñata [Méx. 1984])». Por lo tanto, para efectos del ejemplo de nuestra granja, debemos escribir: «Los amables perros, los gatos misteriosos, las nerviosas gallinas, etcétera, suelen vivir en cautiverio»; o bien: «Los amables perros, los gatos misteriosos, las nerviosas gallinas, etc., suelen vivir en cautiverio»
EXCEPCION CUANDO SE DELIMITAN INCISOS
Hay frases u oraciones explicativas o incidentales que suelen intercalarse entre el sujeto y el verbo. Uno se da cuenta que se trata de frases incidentales porque las puede uno eliminar y el enunciado no pierde su sentido original. En estos casos, SI deben meterse comas entre sujeto y verbo. Para respaldar mi dicho, cito los incisos 1.1 y 1.1.1 del tema de la coma en el DPD: «Deben utilizarse dos comas, una delante del comienzo del inciso y otra al final. En este caso, la coma sí indica pausa y el inciso se lee en un tono más grave que el del resto del enunciado. La mayor parte de las veces puede alternar, en este uso, con la raya y con los paréntesis. Los incisos pueden ser:
1.1.1. Aposiciones explicativas: “Cuando llegó Adrián, el marido de mi hermana, todo se aclaró”».
Volvamos a la granja para ilustrar esta excepción: «Los amables perros, los gatos misteriosos y las nerviosas gallinas, los cuales son animales domésticos, suelen vivir en cautiverio».
EPÍLOGO
Pues bien, amigos, esto es todo lo que hay que exponer respecto a esta regla. Pudiera haber omitido algún punto, en cuyo caso lo daré a conocer en futuras lecciones. Espero haber mostrado que, antes de leer mi lección, en realidad no sabían cómo aplicar esta regla. Pero, sobre todo, espero que hayan aprendido algo nuevo.
Pido disculpas si mis aseveraciones iniciales les parecieron atrevidas o groseras. Se trató de un gancho ('hook') literario que intentaba herir su amor propio, para inducirlos a leer un tema que es tan árido, pero sumamente importante.
De todo lo que aquí hemos visto, acaso lo más crucial es que comprendan que el mito arcaico de la «breve pausa en la lectura» no solo es falso, sino pernicioso. Se trata de un nefasto cuento que nos distrae y que nos ciega, ocultándonos todo un mundo de reglas que, una vez asimiladas, nos permiten escribir con belleza en nuestra hermosa lengua: el castellano.
La coma desconocida y otros signos extraños
D.R. © 2018 Miguel Antonio Villegas Hernández
Fuente: https://www.facebook.com/groups/1102140779807566/permalink/1803899526298351/
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