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jueves, 24 de octubre de 2019

La Terapia Gerson

Desarrollada por el doctor alemán Max Gerson hace ya más de medio siglo la terapia que lleva el nombre de este insigne médico no sólo sigue de actualidad sino que es idónea para tratar cualquier patología crónica y degenerativa además de cáncer. De hecho es tan eficaz que sus postulados fueron -y siguen siendo- ferozmente atacados. Y sin embargo todo lo afirmado por él sería posteriormente corroborado por otros muchos médicos e investigadores. Max Gerson fue un adelantando a su época y, sobre todo, una persona lúcida que supo pronto averiguar las causas de la inmensa mayoría de las enfermedades y, por ende, cómo prevenirlas o tratarlas cuando ya se han manifestado… ¡sin necesidad de fármacos! De ahí que se intentara rápidamente desacreditarle.

El Dr. Max Gerson (1881-1959) afirmaba que toda patología -aguda o crónica- puede revertirse incluyendo casos avanzados de cáncer, problemas cardíacos, artritis, tuberculosis, diabetes, trastornos cutáneos y muchas otras “enfermedades”. Eso sí, con el esfuerzo adecuado a cada caso en función de la gravedad. Y supo cómo hacerlo no leyendo complejos tratados científicos sobre ensayos controlados y resultados a menudo interesadamente manipulados como acaece hoy sino gracias a su práctica clínica con miles de enfermos y el uso de algo muy poco presente entre la gente, médicos incluidos: el sentido común.
Aunque lo más singular es que sus conclusiones no se tuvieron en cuenta porque muchas no podían constatarse “científicamente” en esa época; y es que no olvidemos que Gerson falleció –a los 78 años- hace ¡más de medio siglo! El tiempo sin embargo ha terminado dándole la razón y hoy su planteamiento está avalado por miles de trabajos posteriores publicados. Lo que no obsta para que su trabajo siga sin ser reconocido. ¿Por qué? Pues porque propone tratar a los enfermos con métodos naturales de una manera holística, integral, sin necesidad de fármacos sintéticos iatrogénicos y todo lo que no es negocio para la gran industria farmacéutica ni se da a conocer, ni se enseña en las facultades, ni se aplica en los centros públicos sanitarios. De hecho se oculta y se intenta desprestigiar.

LA CAUSA DE TODAS LAS “ENFERMEDADES” 
Max Gerson comprendió pronto que no existen las llamadas “enfermedades” sino personas enfermas ¡y lo asumió! A diferencia de sus colegas que afirman lo mismo pero luego, en un inconcebible ejercicio de esquizofrenia, se dedican a tratar “enfermedades” y encima con los protocolos impuestos por las grandes multinacionales farmacéuticas de mero carácter sintomático y paliativo sin entender que a nadie que gana dinero con tales “enfermedades” se le va a ocurrir luego comercializar algo que las cure o prevenga ya que eso iría contra el negocio.
¿Y qué enferma a las personas? Gerson constató que básicamente la intoxicación del organismo, su acidificación y el déficit de nutrientes porque rebaja el nivel de defensas (de ahí que en caso de debilidad del sistema inmune la persona pueda padecer una posible infección a causa de algún microbio patógeno). Así que su propuesta fue igual de sencilla: padezca lo que padezca el enfermo hay que desintoxicarle, alcalinizarle y nutrirle adecuadamente.

Nutrientes procedentes siempre de alimentos naturales. Especialmente de frutas y verduras ecológicas que deben ingerirse crudas o poco cocinadas y en cantidades generosas, sobre todo en forma de zumos frescos a fin de asegurarnos de proporcionar al organismo suficientes vitaminas, minerales, enzimas, oligoelementos y fibra además de ayudar a oxigenarlo porque constató que en todas las personas con patologías degenerativas existe una clara deficiencia en sangre de oxígeno. Sin olvidar que su ingesta ayuda a detoxificar y equilibrar el pH del organismo llevando al cuerpo a una correcta homeostasis y a potenciar el sistema inmune. Tan aparentemente sencilla terapia permite lograr la remisión de numerosas patologías; según el Instituto Gerson se logra incluso que el 42% de las personas desahuciadas por cánceres terminales los superen.

Eso sí, hay que eliminar de la dieta algunos alimentos; es el caso de todo tipo de proteínas de origen animal durante las primeras seis a doce semanas para luego añadirlas pero en pequeñas cantidades (en ese tiempo la proteína ingerida debe ser de origen natural como la que hay en las patatas, los copos de avena y los zumos de hortalizas); y, por ende, las grasas animales saturadas, la sal y las bebidas alcohólicas. Y, cómo no, la leche –así como el queso, la mantequilla y demás lácteos- durante los primeros meses aunque después se permite tomar de forma moderada yogur desnatado natural, requesón desnatado sin sal y suero de leche batido.

Agregaremos que también apostó por eliminar de la dieta ¡el agua! al entender que con todos los zumos que es preciso ingerir no resulta oportuno sobrecargar el organismo con más líquido. No se prohíbe pues, sólo se desaconseja.

Y obviamente hay que saber preparar los alimentos para no desnaturalizarlos. Por eso hay que olvidarse de los que se comercializan ya procesados y envasados que, además, suelen contener conservantes, colorantes, aromatizantes, saborizantes, emulsionantes, espesantes y/o gelificantes que pueden intoxicar el organismo; algunos de ellos son de hecho cancerígenos aunque la industria lo niegue.

El núcleo de la Terapia Gerson es en todo caso la ingesta diaria de trece vasos de zumos de frutas y verduras ecológicas –libres pues de pesticidas- recién exprimidos y tomados a razón de uno cada hora u hora y media.

E ingerir a diario aceite de lino (linaza) prensado en frío por su riqueza en ácido linolénico –no se le ocurra usarlo para cocinar, hornear o freír ni lo añada a comidas aún calientes-, polen de abeja y jalea real.

Asimismo sugirió la ingesta de algunos suplementos, especialmente hormona tiroidea, extracto de hígado (inyectable o en polvo), enzimas pancreáticas, vitaminas B3 (niacina) –forma parte de la detoxificante coenzima NADH-, B12 (cobalamina) y C, coenzima Q10, acidol pepsina -vital en la digestión de los alimentos y los zumos- y yoduro potásico.

Puro sentido común. De ahí que sus recomendaciones las haya hoy asumido hasta la American Cáncer Society, entidad que atacó con saña a Gerson en vida y ahora reconoce que tenía razón aunque la mayoría de los médicos no se haya enterado. Es más, el National Cáncer Institute (NCI) y la American Heart Association (AHA) proponen actualmente el uso de una versión modificada de su programa de alimentación.

La verdad es que lo que con el tiempo se conocería como Dieta Gerson se desarrolló porque este inquieto médico alemán buscaba cómo aliviar las terribles migrañas que él mismo padecía y no sabía ya cómo afrontar. Solo que viendo los buenos resultados que su protocolo le dio decidió sugerírselo a pacientes suyos con otros problemas comprobando inicialmente que era igualmente útil en quienes sufrían trastornos alérgicos como el asma, problemas en los intestinos o mal funcionamiento del hígado y el páncreas. Incluso se curó un paciente con lupus vulgaris -tuberculosis cutánea- lo que le animó posteriormente -con éxito- a comprobar su eficacia en los demás tipos de tuberculosis -pulmonar, renal, ósea, ocular…- y en patologías tan dispares como las afecciones cardíacas, la hipertensión, las úlceras del aparato digestivo, la colitis, la artritis, la sinusitis crónica, la psoriasis, la esclerosis múltiple… y un largo etcétera que incluye según el Instituto Gerson hasta la autocorrección de las hernias discales o la recuperación de la vista en casos de glaucoma (vea el recuadro adjunto sobre las patologías en las que ha demostrado clínicamente ser eficaz). Obteniendo los resultados más espectaculares en las afecciones de hígado y de la vesícula biliar.

Todo ello le hizo entender que las llamadas enfermedades no son sino meras manifestaciones de un organismo intoxicado y acidificado así como desnutrido cuyo sistema inmune se ha deteriorado. Y que, por tanto, afrontando el problema general se resuelven por sí mismas todas las manifestaciones específicas que se han clasificado como “enfermedades” de etiologías presuntamente distintas que requieren tratamientos diferentes. Porque no es verdad. De hecho eso explica que los médicos tengan hoy catalogadas miles de enfermedades de causa o etiología desconocida cuando en realidad las mismas causas dan lugar a todas ellas. Y por consiguiente todas se afrontan de la misma manera aunque luego pueda complementarse puntualmente el tratamiento en cada caso con sustancias concretas.

Por lo que se refiere a la acidificación Gerson comprendió igualmente –entre otras cosas- que las sustancias tóxicas presentes en el organismo desequilibran la delicada bomba sodio-potasio haciendo que el potasio salga del interior de las células y sea sustituido en ellas por el sodio siendo eso lo que da lugar a la acumulación de líquidos en los tejidos (edemas), a una inflamación crónica que termina afectándoles negativamente -puede incluso llegar a destruirlos-, al desarrollo de tumores y a un deficiente funcionamiento de las mucosas, glándulas y órganos. Es pues básico en caso de enfermedad –cualquiera que sea el nombre con el que se haya etiquetado al enfermo lo que le sucede- recuperar el potasio a nivel intracelular haciendo que el sodio pase al espacio extracelular. Combinando esa acción, como antes dijimos, con la aportación de vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas, fermentos y carbohidratos pero, sobre todo, con una cantidad adecuada de yodo activado. De ahí que para afrontar ambas necesidades el Dr. Gerson sugiriera la ingesta de yoduro potásico.

Cinco años después de la muerte de Gerson dos médicos –Malcolm Dixon y Edwin C. Webb– publicarían un trabajo titulado Enzymes (Academic Press, 1964) en el que además de confirmar sus postulados en este ámbito vieron que en la mayoría de los casos el potasio se comporta como un catalizador de la formación de enzimas mientras el sodio las inhibe o bloquea; de ahí que la penetración de sodio en el interior de las células y tejidos sustituyendo al potasio inhiba la actividad enzimática de numerosos procesos. Por lo que sugirió a sus enfermos que no añadieran sal (cloruro sódico) a los alimentos. Y que lo propuesto es eficaz lo demuestra que a poco de seguirse La Terapia Gerson las personas con tobillos y piernas hinchadas por retención de líquidos (edemas) ven cómo éstas vuelven a la normalidad y se reduce notablemente además el exceso de líquido abdominal o ascitis.

LO MEJOR PARA DESINTOXICAR, ENEMAS DE CAFÉ 

Cabe añadir que la recomendación más polémica de Gerson fue el uso de enemas de café para desintoxicar rápidamente el organismo, sin duda porque llegó a sugerir a los enfermos más graves –como los de cáncer avanzado- que se pusieran al inicio uno ¡cada cuatro horas! con la intención de expulsar lo antes posible todos los productos tóxicos acumulados en el metabolismo; incluyendo los restos de los tumores que se “deshacen” literalmente con la terapia y hay que expulsar rápido. De hecho según Gerson si no se hace así se corre el riesgo de que el enfermo empeore o fallezca no por la patología sino por la incapacidad del hígado para detoxificar el organismo con la suficiente rapidez. Según aseveraría los tumores malignos más agresivos -los melanomas, los linfomas agresivos, los cánceres pulmonares de células pequeñas y los de ovario- son los que más rápidamente desaparecen; otros en cambio lo hacen más lentamente, como los adenocarcinomas (cáncer de mama, próstata, metástasis óseas, etc.)
Lo suyo es que el enema de café –use agua lo más pura posible, no la clorada de grifo- se retenga en el intestino entre 12 y 15 minutos porque toda la sangre del organismo pasa a través del hígado cada tres minutos y al estar en su interior los vasos sanguíneos hemorroidales y la vena porta hepática se dilatan mientras los conductos biliares se llenan de sangre, el flujo de bilis aumenta y la musculatura lisa de los órganos se relaja estimulando el sistema nervioso visceral y favoreciendo el peristaltismo. Además la sangre se detoxifica al pasar por un hígado cargado de cafeína. Es más, se produce una eliminación de bilis tóxica que se ve afectada aún más por el catalizador enzimático del organismo conocido con el nombre de Glutatión S-tranferasa ya que la cantidad de éste se incrementa en un 700% en el intestino delgado ayudando a destruir los radicales libres presentes en hígado y vesícula biliar que en forma de sales biliares fluyen por el duodeno; llevándolos al intestino delgado primero y luego al colon para finalmente expulsarlos por el recto.

En suma, la cafeína administrada por vía rectal estimula la actividad del hígado y ayuda a eliminar los desechos con más facilidad. Además alivian el dolor yquienes sufren de hipertensión y siguen el tratamiento comprueban que antes de transcurrir una semana su tensión se normaliza. En otros casos lo que aparece es una fiebre curativa.

El Dr. Peter Lechner –que trabaja como cirujano en el Landekrankenhaus de Graz (Austria)- se animó hace unos años a estudiar los efectos de los enemas y escribiría tras concluir su investigación:“Los enemas de café tienen un efecto claro sobre el colon que puede observarse con un endoscopio. Además ya Wattenberg y sus colegas pudieron demostrar en 1981 que el ácido palmítico presente en el café promueve la actividad de la enzima glutatión s-tranferasa y de otros ligandos, muchas veces por encima de la norma. Es este grupo enzimático el principal responsable de la conjugación de radicales libres electrofílicos que la vesícula biliar eliminará después”.

Eso sí, el enema debe hacerse añadiendo dos cucharadas soperas de café natural –no torrefacto- a un litro de agua mineral o destilada ligeramente caliente; luego se remueve todo y se instila en el recto (el agua debe estar templada tirando a caliente pero sin que queme).

Esta terapia la complementa hoy el Instituto Gerson haciendo respirar a los enfermos aire ozononizado e incluso insuflando ozono por el recto a fin de incrementar la oxigenación de la sangre, los tejidos y los órganos.

PREPARACIÓN DE LOS ZUMOS 
Una de las principales dificultades de seguir la Terapia Gerson es la preparación de los zumos. No sólo por tener que ingerirse recién exprimidas las frutas y verduras sino porque el método más adecuado no es barato. A fin de cuentas en el mercado existen aparatos que permiten obtenerlos con meros exprimidores, con aparatos de trituración, con licuadoras por centrifugación, con dispositivos que son a la vez batidoras y licuadoras y -lo que según el Instituto Gerson es lo más apropiado para conservar los nutrientes- mediante un aparato que primero triture y luego obtenga el líquido mediante presión. Si se hace así el Instituto Gerson asegura que se obtiene hasta cincuenta veces más de algunos nutrientes; como del licopeno presente en los tomates maduros o de las proantocianidinas de las membranas de las semillas de las uvas (de propiedades demostradamente anticancerígenas). El problema es que son muy caros (entre 700 y 1.700 euros).
Sin olvidar que debe tratarse además de productos ecológicos libres de pesticidas y, por tanto, más caros.

En cuanto a las frutas y verduras más adecuadas el Instituto Gerson sugiere elaborar los zumos diarios con naranjas, manzanas, zanahorias y una mezcla de verduras (vea el cuadro adjunto con el modelo básico de tratamiento propuesto en el libro citado más adelante).

EL YODURO POTÁSICO  
Recordemos que un déficit de yodo puede provocar la aparición de bocio -agrandamiento de la glándula tiroides- y cretinismo pero sobre todo que participa en la formación de las hormonas tiroideas -la tiroxina y la triyodotironina- cuya falta provoca una ralentización del organismo ya que ambas están presentes en numerosos procesos. De hecho es imprescindible en las fases de crecimiento y desarrollo y luego en la producción de energía y en la síntesis del colesterol facilitando asimismo la absorción de los hidratos de carbono a la vez que ayuda al organismo a quemar el exceso de grasa. Siendo además imprescindible para mantener en buen estado las uñas, la piel, el pelo y los dientes. Déficit que puede apreciarse a veces con sencillez porque suele dar lugar a piel y cabello secos, sensibilidad al frío, palpitaciones cardiacas, hipotiroidismo, baja actividad metabólica y obesidad.
Ahora bien, a veces su falta no se debe a que no se consuma –sépase por cierto que tanto cuando se congela como cuando se hierve el pescado y el marisco el yodo de esos alimentos desaparece en buena medida- sino a un consumo demasiado elevado de alimentos “antitiroideos” -es decir, de los que dificultan que el yodo se almacene en la tiroides como son los casos, entre otros, de la mostaza, el repollo, los nabos, las nueces, la yuca, las alubias de soja y las coles- y el consumo de algunos fármacos -como los usados para tratar la tuberculosis (el ácido paraminosalicílico), los antidiabéticos orales (las sulfonilureas) y otros.

En cuanto a los suplementos de yodo no hay normalmente problema de exceso cuando la fuente es natural pero si cuando es sintética ya que en este caso puede dar lugar a vómitos, dolores abdominales, diarrea e, incluso, provocar un fallo renal. Así que asegúrese muy bien de la fuente real de lo que ingiera. En ese sentido el Instituto Gerson propone hoy consumir la llamada Solución Lugol.

Ahora bien, deben abstenerse de ingerir potasio quienes tengan o hayan tenido insuficiencia cardiaca, un infarto de miocardio, una ataque isquémico transitorio u otra complicación cardiovascular.

LA HORMONA TIROIDEA 
¿Y por qué sugiere Gerson tomar suplementos que contengan hormona tiroidea? Porque acelera el metabolismo. Al punto de que puede llevar el corazón a latir 100 veces por minuto lo que según Gerson insta a las mitocondrias del citoplasma celular a que incrementen la producción de Adenosín Trifosfato o ATP, es decir, de energía.

Recordemos que se llama metabolismo a la totalidad de los procesos bioquímicos que se producen en el interior del organismo y se manifiesta en dos fases: anabolismo y catabolismo. Siendo el anabolismo la fase encargada de la fabricación de los componentes celulares y tejidos –y, por tanto, del crecimiento-, del almacenamiento de energía, de la replicación o duplicación de ADN y de la síntesis del ARN, las proteínas, los glúcidos y los lípidos. Y catabolismo la fase de transformación de las biomoléculas complejas en moléculas sencillas y del almacenamiento de energía mediante su degradación a través de reacciones de reducción-oxidación; es pues el proceso inverso al anabolismo.

POR QUÉ SE NECESITA SUPLEMENTAR LA ALIMENTACIÓN 
Suponemos que muchos lectores se preguntarán por qué si se ingieren básicamente verduras, frutas, cereales, legumbres, arroz integral y huevos de granja se necesita también tomar suplementos de potasio. La razón es simple y hoy es más acusada aún que cuando Gerson la explicó: porque los alimentos no obtienen suficientes nutrientes de la tierra al no dejarse ésta en barbecho, es decir, algún tiempo sin cultivar para que se regenere. Y los fertilizantes artificiales proporcionan sólo tres minerales -nitrógeno, fósforo y potasio- cuando las plantas necesitan unas cincuenta y dos sustancias químicas para tener crecer sanas y vigorosas. Ello las lleva a ser fáciles presas para virus, hongos e insectos con lo que los agricultores se ven forzados a rociarlas con fungicidas, herbicidas y pesticidas a fin de no perder sus cultivos. ¿El resultado? Estamos consumiendo vegetales que carecen de la cantidad y calidad de los nutrientes de hace solo unas décadas y encima están llenos de sustancias tóxicas. Lo que provoca que nuestro organismo adolezca de nutrientes imprescindibles o los tenga en cantidades insuficientes además de terminar estando envenenado. Envenenamiento que muchos agravan por su cuenta con fármacos, drogas, alcohol, cigarrillos, radiaciones…
RESUMEN DE LA TERAPIA GERSON 
En suma, Max Gerson planteó hace ya medio siglo una verdad que a los médicos les cuesta entender: que casi todas las llamadas enfermedades tienen las mismas causas y se afrontan de la misma manera. Y que es efectivamente así lo demuestra la experiencia clínica, es decir, la recuperación de todo tipo de enfermos tratados de la manera que propuso. No se trata pues de una “medicina basada en la ciencia” sino de una “medicina basada en la evidencia”. Animamos por ello a quienes quieran profundizar en sus postulados a que lean la obra recientemente publicada en España por Obelisco titulada La terapia Gerson escrita al alimón por su hija Charlotte Gerson -fundadora del Instituto Gerson con sede en Bonita (California, EEUU) que ella misma dirige- y el pediatra y periodista estadounidense Morton Walker. En ella encontrará amplias explicaciones a todo lo que en este breve artículo contamos y que por razones de espacio no podemos incorporar. De ahí que vayamos a ser muy pragmáticos y demos simplemente a conocer a modo de resumen qué debe hacer según el Instituto Gerson cualquier enfermo independientemente de la patología que sufra. Este es el resumen que hemos elaborado aclarando que ese centro incorporó soluciones a lo propuesto originariamente por Max Gerson que no estaban entonces a su alcance.
Alimentos y productos a evitar
  • -Toda comida procesada, envasada, congelada, refinada, salada o ahumada.
  • -La leche animal y sus derivados así como todo producto que los lleve en su composición… salvo los expresamente autorizados más abajo.
  • -La carne, el pescado y el marisco (durante las primeras 12 semanas; luego se pueden tomar pero moderadamente).
  • -Las bayas, los aguacates y las piñas.
  • -Los brotes de manzana y zanahoria.
  • -Las habas de soja y todos los productos derivados de la soja; incluidos la leche de soja, el tofu, el tempeh, el miso, el tamari, la salsa de soja y los condimentos que la contienen (como elBragg’s Liquid Aninos).
  • -Los frutos secos y las semillas (por ser demasiado ricos en proteínas y grasas).
  • -Las setas.
  • -Las alubias, los pepinos y las legumbres secas.
  • -La alfalfa germinada y los brotes de legumbres.
  • -Las hierbas aromáticas… salvo la cebolla, el ajo, el cebollino y el perejil. Pudiéndose también consumir pero sólo de forma moderada el anís, el laurel, el eneldo, el hinojo, el cilantro, el macis, la mejorana, el romero, la salvia, el azafrán, el estragón, el tomillo, la acedera, la ajedrea y la pimienta de Jamaica.
  • -Las especias, la pimienta y las guindillas (chiles, jalapeños, etc.).
  • -Las pastas (espaguetis, tallarines, raviolis, etc.).
  • -Los aceites vegetales, incluidos los de primera presión en frío (salvo el de lino o linaza).
  • -La grasa saturada animal (y por tanto los embutidos, el jamón, las salchichas, etc.
  • -La harina refinada y la levadura en polvo.
  • -La harina de trigo, incluida la integral.
  • -La levadura de cerveza.
  • -El azúcar refinado –sea blanco o moreno- y la sal de mesa.
  • -Las tartas, dulces, pasteles, galletas, pan y bollería hechos con harina refinada y/o azúcar.
  • -Los aliños embotellados.
  • -Las chuches y caramelos.
  • -El café (ingerido) y el té (incluido el verde).
  • -El alcohol.
  • -El tabaco.
  • -Los fármacos.
  • -El bicarbonato sódico (por el sodio).
Alimentos y productos que se pueden tomar
  • -Frutas (excepto las bayas, los aguacates y las piñas), vegetales (excepto los pepinos), legumbres (sólo ocasionalmente y nunca ni alubias ni legumbres secas) y cereales de cultivo ecológico, arroz integral y huevos camperos (éstos de forma moderada).
  • -Carne magra, pescados y marisco -de forma moderada- pero sólo a partir de la 12ª semana.
  • -Aceite de lino prensado en frío (como aliño, no para cocinar).
  • -Pan de centeno integral.
  • -Yogur desnatado natural, requesón desnatado sin sal, queso quark desnatado sin sal y suero de leche casero batido (de forma moderada).
  • -Azúcar de arce, miel y sirope de arce (de forma moderada).
  • -Infusiones (manzanilla, menta, poleo, tila, azahar, melisa, romero, cardo mariano, pau d’arco…)
  • -Ajo, cebolla, cebollino y perejil como condimentos. Y de forma moderada anís, laurel, eneldo, hinojo, cilantro, macis, mejorana, romero, salvia, azafrán, estragón, tomillo, acedera, ajedrea y pimienta de Jamaica.
  • -Como aliño puede usarse -además del aceite de lino- zumo de limón y vino tinto o vinagre diluido en agua (con un poco de jugo de caña azucarera si se quiere endulzar).
  • -Y, sobre todo, trece zumos diarios de frutas y verduras frescas, crudas y ecológicas (no valen las congeladas pero sí las pasas) recién exprimidos; en tomas repartidas a lo largo del día. Pueden asimismo tomarse en forma de gazpacho (sopa fría), crema –sin leche animal-, puré, ensalada o compota. Incluso pueden asarse, estofarse a fuego lento o hacerse a la plancha o al baño maría pero no deben cocerse, freírse o usar con ellas el microondas.
Suplementos:
  • -Yoduro potásico (la conocida Solución Lugol). Una gota seis veces al día las tres primeras semanas y a partir de ahí solo tres veces diarias (puede echarse en los zumos). Salvo que se sea alérgico o intolerante al yodo o se haya recibido quimioterapia.
  • -Coenzima Q10. Fundamental para la producción de energía en la célula (producción de ATP) y potente antioxidante neutralizador de radicales libres que mantiene las membranas celulares en estado óptimo. Su biodisponibilidad es mucho mejor en forma de ubiquinol. Se sugiere empezar por 90 mcg una vez al día y si no hay efectos secundarios –principalmente taquicardia o arritmia- subirla hasta los 300 mcg al segundo día y a 600 mcg el tercero manteniendo ya la dosis.
  • -Enzimas pancreáticas precedentes de fuentes vegetales y animales. El Instituto Gerson recomienda concretamente dos marcas alemanas –Wobe-Mugos y Megazyme-Forte- que contienen pancreatina, papaína, bromelaína, tripsina, quimotripsina, lipasa, amilasa y rutina.
  • -Vitaminas B3 o niacina -300 mg (2-2-2-) durante seis meses pero en forma de ácido nicotínico, no como niacinamida-, B12 o cobalamina -100 microgramos al día durante seis meses- y C –1,5 gramos al día pero nunca en forma de ascorbato cálcico o sódico-. Todas ellas naturales, no sintéticas. La dosis más idónea depende en realidad de la patología.
  • -Hormona tiroidea natural (hay varias marcas); hasta 320 mg al día.
  • -Extracto de hígado. Lo puede encontrar inyectable -y entonces debe inyectarlo conjuntamente con la vitamina B12 no necesitando ingerir ésta- o en polvo.
  • -Polen de abeja (3 cucharaditas por día pero a partir de la 12ª semana) y jalea real (una cápsula de 100 mg antes del desayuno pero no junto a alimentos calientes).
  • -Aceite de lino (una cucharada sopera con la comida y otra con la cena -incluidas las que use en las ensaladas- el primer mes para pasar luego a una sola cucharada con la comida).
  • -Acidol pepsina (betaína clorhidrato y pepsina). Dos cápsulas tres veces al día antes de las comidas. Ahora bien, absténganse de ingerirlo quienes padezcan úlceras gástricas, gastritis náuseas graves, hemorragias intestinales y problemas esofágicos así como quienes estén tomando cumarina.
  • -Solución de potasio. Al potasio de las frutas y verduras hay aún que añadirle más. Hay que ingerir una solución compuesta por 33 gramos de acetato de potasio, 33 de monofosfato de potasio y otros 33 de gluconato de potasio diluidos en un litro de agua mineral o destilada e ingerir entre 1 y 4 cucharaditas diez veces al día; preferiblemente tras ingerir los zumos.
  • -Tabletas de carbón vegetal activado (tome lo que indique el prospecto).
  • -Aceite de ricino. Ingerido así como en forma de compresas en el caso de quistes y tumores visibles. Ahora bien, está contraindicado para quienes se hayan sometido recientemente -o se estén sometiendo- a quimioterapia.
Acciones complementarias sugeridas:
  • -Aplicar la Solución Polarizante desarrollada de Demetrio Sodi Pallarés por vía intravenosa. Consiste en una solución en la que en un litro de agua se diluyen en las proporciones adecuadas dextrosa, cloruro de potasio e insulina (puede encargarla en una farmacia). Lea en nuestra web –www.dsalud.com– el artículo que con el título Tratamiento metabólico: historia de un hallazgo terapéutico fundamental publicamos en el nº 55).
  • -Usar (en casos de cáncer sólo) la amigdalina, también conocida como Laetril o vitamina B17. Puede ingerirse aunque es más eficaz infundida conjuntamente con vitamina C en sangre mediante goteo intravenoso (debe hacerlo un profesional sanitario).
  • -Ingerir pancreatina (enzimas pancreáticas puras obtenidas de extracto de páncreas de cerdo). Se comercializan en grageas y deben tomarse 1.200 mg a lo largo del día. Ahora bien, no debe ingerirse en casos de sarcoma.
  • -Usar cataplasmas de arcilla.
Acciones desintoxicantes primordiales
  • -Ponerse un enema de café diario (más incluso si se trata de un caso grave) preparado como se indica en el texto central de este reportaje (no use más café natural del debido si no quiere tener problemas indeseables).
  • -Evitar todo posible contaminante presente en el aire, el agua, los alimentos, los productos de higiene personal y los de limpieza del hogar, los tintes de la ropa, los medicamentos y las radiaciones electromagnéticas (WiFi, antenas de telefonía, teléfonos móviles e inalámbricos, líneas de alta tensión, transformadores, etc.). Y eso incluye todo componente clorado o fluorado: agua, dentífricos, enjuages bucales, tintes, desodorantes, lociones, pintalabios…).
  • -Someterse periódicamente –una vez al mes por ejemplo- a una hidroterapia de colon.
Otros consejos importantes:
  • -No deben usarse los microondas, las ollas exprés, las ollas para cocer al vapor y los utensilios de cocina de hierro o aluminio.
  • -Debe dormirse suficientemente porque el organismo se depura preferentemente de noche.
  • -No deben seguir esta terapia –al menos sin estricto control médico- las personas que tengan o hayan tenido problemas cardiovasculares.
CONCLUSIÓN 
Como el lector habrá comprobado no es fácil seguir la terapia que hoy propone el Instituto Gerson tras completar con los conocimientos actuales la propuesta original del Dr. Max Gerson. Pero es que contra lo que la mayoría de la sociedad cree las personas estamos hoy muchísimo más intoxicadas que hace medio siglo porque es ya tarea casi imposible respirar aire puro, beber agua saludable, ingerir alimentos libres de pesticidas, aditivos o transgénicos, no encontrarse una sustancia química tóxica en los productos de higiene personal y del hogar o no estar irradiados, especialmente por las empresas de electricidad y telefonía.
De ahí que aunque hemos dado información suficiente como para que cualquier lector pueda intentar seguir la terapia por su cuenta –recordamos que en el libro de Charlotte Gerson y Morton Walker antes citado tiene muchos más datos de los aquí ofrecidos ya que cuenta con más 500 páginas- lo más inteligente sería contar con un profesional de la salud que le acompañe y oriente en este proceso. Porque de lo que no hay duda es de que una terapia como ésta -bien hecha- permite afrontar la gran mayoría de las llamadas “enfermedades”, incluidas patologías crónicas y degenerativas “oficialmente” consideradas incurables; cáncer incluido.

No está de más avanzar que esta terapia se complementa con sugerencias para afrontar los problemas emocionales y psíquicos que suelen llevar a muchas personas a somatizarlos. Porque difícilmente podrá equilibrarse a nivel bioquímico un problema que procede y debe tratarse a nivel psicológico. Y es que Gerson conocía bien lo que dijo Platón hace ya 2.400 años: “No se debería llevar a cabo ningún intento para curar el cuerpo sin antes curar el alma”. En suma, cuerpo y mente enferman juntos y deben ser sanados juntos. No se extrañe el lector pues de que se aconseje seguir todo lo dicho complementándolo con ejercicios de meditación, relajación, visualización y someterse a una terapia psicológica si se ha vivido algún conflicto traumático.

Recuadro:

FACTORES DE RIESGO EN CÁNCER 
La hija del Dr. Max Gerson, Charlotte Gerson, publicó en el 2001 junto al conocido pediatra y periodista estadounidense Morton Walker una obra que con el título La terapia Gerson (520 págs.) acaba de editar en España Obelisco en la que recoge todas las vicisitudes y descubrimientos de su padre a la vez que actualiza y complementa lo que descubrió y postuló. Y en ella explica que a día de hoy, en que la sociedad ha avanzado de forma muy notable respecto a la que conoció y vivió su padre, el número de factores que predisponen o contribuyen a sufrir cáncer es mayor habiendo identificado al menos 49 que contribuyen claramente al deterioro físico, mental y emocional del ser humano. Especialmente debido a la gigantesca cantidad de sustancias químicas -más de 52.000 según sus cálculos- que han contaminado ya el medio ambiente liberando en el aire, la tierra y el agua innumerables agentes causantes de cáncer que han dañado el sistema inmune e inhiben las enzimas necesarias para los procesos vitales del cuerpo.
Son –los citamos en el mismo orden que ella indica- éstos: los rayos cósmicos atmosféricos y los rayos X, los rayos ultravioleta del sol, la exposición constante a campos electromagnéticos, el estrés geopático, el síndrome del edificio enfermo, las radiaciones ionizantes, la radiación de microondas, la radiación electromagnética no ionizante de los electrodomésticos, los cables eléctricos de alta tensión, la radiación nuclear, los residuos de herbicidas/pesticidas, las toxinas industriales, beber o bañarse en aguas contaminadas, beber o bañarse en agua clorada, beber o bañarse en agua fluorada, el tabaco y el tabaquismo, las terapias hormonales, los fármacos inmunosupresores, el consumo de alimentos irradiados, la ingesta de aditivos alimentarios, la toxicidad debida al mercurio procedente de cualquier fuente, el síndrome del metal tóxico, los empastes dentales de amalgama, los canales en las raíces dentales, las cavitaciones dentales (espacios en el maxilar dejados por una mala extracción dentaria), los metales dentales de todo tipo, el consumo constante de drogas, el consumo constante de fármacos con receta, el consumo constante de fármacos sin receta, los campos de interferencia con los nervios, las deficiencias dietéticas o nutricionales, el consumo de sustancias no alimentarias sintéticas, el estrés físico o mental crónico, las emociones negativas destructivas, la actividad tiroidea deprimida, la toxicidad intestinal o la incapacidad digestiva, los parásitos, los virus, las infecciones bacterianas, las infecciones fúngicas, el bloqueo de las vías de detoxificación, las patologías debidas a los radicales libres, la deficiencia de oxígeno celular, un terreno celular adverso, los oncogenes, la predisposición genética, los miasmas (residuos energéticos de patologías anteriores), los irritantes físicos (como el amianto) y el consumo de alcohol.


Problemas de salud en los que es útil La Terapia Gerson 
El Instituto Gerson asegura que con la terapia que hoy proponen pueden afrontarse con éxito muy diversos problemas de salud. Son los casos –respetamos el orden que ellos mismos dan- del acné, la gota, las adicciones, las hemorroides, las alergias, las hepatitis, las anemias, el herpes genital, las artritis, el herpes zóster, el asma, la hiperactividad, los cánceres y leucemias, la hipertensión, la candidiasis, la hipoglucemia y la hiperglucemia, la cirrosis hepática, la histoplasmosis ocular, la colitis ulcerosa, el ictus, la deficiencia inmunitaria, la infertilidad, la degeneración macular, el lupus eritematoso, la depresión y los ataques de pánico, la migraña, la diabetes, la mononucleosis, la endometriosis, la obesidad, la Enfermedad de Crohn, la osteomielitis, la Enfermedad de Lyme, la osteoporosis, las enfermedades cardíacas y arteriales, los parásitos intestinales, las enfermedades renales, la psoriasis, el enfisema, las sensibilidades químicas, la epilepsia, el Sida, la esclerosis múltiple, la fatiga crónica, la espondilitis anquilosante, el Síndrome o Enfermedad de Cushing, el estreñimiento, el síndrome premenstrual, la fibromialgia, la tuberculosis, la flebitis y los tumores fibroides.

Fuente: https://www.dsalud.com/reportaje/la-importancia-de-la-terapia-gerson/

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