Nutrientes procedentes siempre de alimentos naturales. Especialmente de frutas y verduras ecológicas que deben ingerirse crudas o poco cocinadas y en cantidades generosas, sobre todo en forma de zumos frescos a fin de asegurarnos de proporcionar al organismo suficientes vitaminas, minerales, enzimas, oligoelementos y fibra además de ayudar a oxigenarlo porque constató que en todas las personas con patologías degenerativas existe una clara deficiencia en sangre de oxígeno. Sin olvidar que su ingesta ayuda a detoxificar y equilibrar el pH del organismo llevando al cuerpo a una correcta homeostasis y a potenciar el sistema inmune. Tan aparentemente sencilla terapia permite lograr la remisión de numerosas patologías; según el Instituto Gerson se logra incluso que el 42% de las personas desahuciadas por cánceres terminales los superen.
Eso sí, hay que eliminar de la dieta algunos alimentos; es el caso de todo tipo de proteínas de origen animal durante las primeras seis a doce semanas para luego añadirlas pero en pequeñas cantidades (en ese tiempo la proteína ingerida debe ser de origen natural como la que hay en las patatas, los copos de avena y los zumos de hortalizas); y, por ende, las grasas animales saturadas, la sal y las bebidas alcohólicas. Y, cómo no, la leche –así como el queso, la mantequilla y demás lácteos- durante los primeros meses aunque después se permite tomar de forma moderada yogur desnatado natural, requesón desnatado sin sal y suero de leche batido.
Agregaremos que también apostó por eliminar de la dieta ¡el agua! al entender que con todos los zumos que es preciso ingerir no resulta oportuno sobrecargar el organismo con más líquido. No se prohíbe pues, sólo se desaconseja.
Y obviamente hay que saber preparar los alimentos para no desnaturalizarlos. Por eso hay que olvidarse de los que se comercializan ya procesados y envasados que, además, suelen contener conservantes, colorantes, aromatizantes, saborizantes, emulsionantes, espesantes y/o gelificantes que pueden intoxicar el organismo; algunos de ellos son de hecho cancerígenos aunque la industria lo niegue.
El núcleo de la Terapia Gerson es en todo caso la ingesta diaria de trece vasos de zumos de frutas y verduras ecológicas –libres pues de pesticidas- recién exprimidos y tomados a razón de uno cada hora u hora y media.
E ingerir a diario aceite de lino (linaza) prensado en frío por su riqueza en ácido linolénico –no se le ocurra usarlo para cocinar, hornear o freír ni lo añada a comidas aún calientes-, polen de abeja y jalea real.
Asimismo sugirió la ingesta de algunos suplementos, especialmente hormona tiroidea, extracto de hígado (inyectable o en polvo), enzimas pancreáticas, vitaminas B3 (niacina) –forma parte de la detoxificante coenzima NADH-, B12 (cobalamina) y C, coenzima Q10, acidol pepsina -vital en la digestión de los alimentos y los zumos- y yoduro potásico.
Puro sentido común. De ahí que sus recomendaciones las haya hoy asumido hasta la American Cáncer Society, entidad que atacó con saña a Gerson en vida y ahora reconoce que tenía razón aunque la mayoría de los médicos no se haya enterado. Es más, el National Cáncer Institute (NCI) y la American Heart Association (AHA) proponen actualmente el uso de una versión modificada de su programa de alimentación.
La verdad es que lo que con el tiempo se conocería como Dieta Gerson se desarrolló porque este inquieto médico alemán buscaba cómo aliviar las terribles migrañas que él mismo padecía y no sabía ya cómo afrontar. Solo que viendo los buenos resultados que su protocolo le dio decidió sugerírselo a pacientes suyos con otros problemas comprobando inicialmente que era igualmente útil en quienes sufrían trastornos alérgicos como el asma, problemas en los intestinos o mal funcionamiento del hígado y el páncreas. Incluso se curó un paciente con lupus vulgaris -tuberculosis cutánea- lo que le animó posteriormente -con éxito- a comprobar su eficacia en los demás tipos de tuberculosis -pulmonar, renal, ósea, ocular…- y en patologías tan dispares como las afecciones cardíacas, la hipertensión, las úlceras del aparato digestivo, la colitis, la artritis, la sinusitis crónica, la psoriasis, la esclerosis múltiple… y un largo etcétera que incluye según el Instituto Gerson hasta la autocorrección de las hernias discales o la recuperación de la vista en casos de glaucoma (vea el recuadro adjunto sobre las patologías en las que ha demostrado clínicamente ser eficaz). Obteniendo los resultados más espectaculares en las afecciones de hígado y de la vesícula biliar.
Todo ello le hizo entender que las llamadas enfermedades no son sino meras manifestaciones de un organismo intoxicado y acidificado así como desnutrido cuyo sistema inmune se ha deteriorado. Y que, por tanto, afrontando el problema general se resuelven por sí mismas todas las manifestaciones específicas que se han clasificado como “enfermedades” de etiologías presuntamente distintas que requieren tratamientos diferentes. Porque no es verdad. De hecho eso explica que los médicos tengan hoy catalogadas miles de enfermedades de causa o etiología desconocida cuando en realidad las mismas causas dan lugar a todas ellas. Y por consiguiente todas se afrontan de la misma manera aunque luego pueda complementarse puntualmente el tratamiento en cada caso con sustancias concretas.
Por lo que se refiere a la acidificación Gerson comprendió igualmente –entre otras cosas- que las sustancias tóxicas presentes en el organismo desequilibran la delicada bomba sodio-potasio haciendo que el potasio salga del interior de las células y sea sustituido en ellas por el sodio siendo eso lo que da lugar a la acumulación de líquidos en los tejidos (edemas), a una inflamación crónica que termina afectándoles negativamente -puede incluso llegar a destruirlos-, al desarrollo de tumores y a un deficiente funcionamiento de las mucosas, glándulas y órganos. Es pues básico en caso de enfermedad –cualquiera que sea el nombre con el que se haya etiquetado al enfermo lo que le sucede- recuperar el potasio a nivel intracelular haciendo que el sodio pase al espacio extracelular. Combinando esa acción, como antes dijimos, con la aportación de vitaminas, minerales, oligoelementos, enzimas, fermentos y carbohidratos pero, sobre todo, con una cantidad adecuada de yodo activado. De ahí que para afrontar ambas necesidades el Dr. Gerson sugiriera la ingesta de yoduro potásico.
Cinco años después de la muerte de Gerson dos médicos –Malcolm Dixon y Edwin C. Webb– publicarían un trabajo titulado Enzymes (Academic Press, 1964) en el que además de confirmar sus postulados en este ámbito vieron que en la mayoría de los casos el potasio se comporta como un catalizador de la formación de enzimas mientras el sodio las inhibe o bloquea; de ahí que la penetración de sodio en el interior de las células y tejidos sustituyendo al potasio inhiba la actividad enzimática de numerosos procesos. Por lo que sugirió a sus enfermos que no añadieran sal (cloruro sódico) a los alimentos. Y que lo propuesto es eficaz lo demuestra que a poco de seguirse La Terapia Gerson las personas con tobillos y piernas hinchadas por retención de líquidos (edemas) ven cómo éstas vuelven a la normalidad y se reduce notablemente además el exceso de líquido abdominal o ascitis.
LO MEJOR PARA DESINTOXICAR, ENEMAS DE CAFÉ
En suma, la cafeína administrada por vía rectal estimula la actividad del hígado y ayuda a eliminar los desechos con más facilidad. Además alivian el dolor yquienes sufren de hipertensión y siguen el tratamiento comprueban que antes de transcurrir una semana su tensión se normaliza. En otros casos lo que aparece es una fiebre curativa.
El Dr. Peter Lechner –que trabaja como cirujano en el Landekrankenhaus de Graz (Austria)- se animó hace unos años a estudiar los efectos de los enemas y escribiría tras concluir su investigación:“Los enemas de café tienen un efecto claro sobre el colon que puede observarse con un endoscopio. Además ya Wattenberg y sus colegas pudieron demostrar en 1981 que el ácido palmítico presente en el café promueve la actividad de la enzima glutatión s-tranferasa y de otros ligandos, muchas veces por encima de la norma. Es este grupo enzimático el principal responsable de la conjugación de radicales libres electrofílicos que la vesícula biliar eliminará después”.
Eso sí, el enema debe hacerse añadiendo dos cucharadas soperas de café natural –no torrefacto- a un litro de agua mineral o destilada ligeramente caliente; luego se remueve todo y se instila en el recto (el agua debe estar templada tirando a caliente pero sin que queme).
Esta terapia la complementa hoy el Instituto Gerson haciendo respirar a los enfermos aire ozononizado e incluso insuflando ozono por el recto a fin de incrementar la oxigenación de la sangre, los tejidos y los órganos.
En cuanto a las frutas y verduras más adecuadas el Instituto Gerson sugiere elaborar los zumos diarios con naranjas, manzanas, zanahorias y una mezcla de verduras (vea el cuadro adjunto con el modelo básico de tratamiento propuesto en el libro citado más adelante).
En cuanto a los suplementos de yodo no hay normalmente problema de exceso cuando la fuente es natural pero si cuando es sintética ya que en este caso puede dar lugar a vómitos, dolores abdominales, diarrea e, incluso, provocar un fallo renal. Así que asegúrese muy bien de la fuente real de lo que ingiera. En ese sentido el Instituto Gerson propone hoy consumir la llamada Solución Lugol.
Ahora bien, deben abstenerse de ingerir potasio quienes tengan o hayan tenido insuficiencia cardiaca, un infarto de miocardio, una ataque isquémico transitorio u otra complicación cardiovascular.
Recordemos que se llama metabolismo a la totalidad de los procesos bioquímicos que se producen en el interior del organismo y se manifiesta en dos fases: anabolismo y catabolismo. Siendo el anabolismo la fase encargada de la fabricación de los componentes celulares y tejidos –y, por tanto, del crecimiento-, del almacenamiento de energía, de la replicación o duplicación de ADN y de la síntesis del ARN, las proteínas, los glúcidos y los lípidos. Y catabolismo la fase de transformación de las biomoléculas complejas en moléculas sencillas y del almacenamiento de energía mediante su degradación a través de reacciones de reducción-oxidación; es pues el proceso inverso al anabolismo.
- -Toda comida procesada, envasada, congelada, refinada, salada o ahumada.
- -La leche animal y sus derivados así como todo producto que los lleve en su composición… salvo los expresamente autorizados más abajo.
- -La carne, el pescado y el marisco (durante las primeras 12 semanas; luego se pueden tomar pero moderadamente).
- -Las bayas, los aguacates y las piñas.
- -Los brotes de manzana y zanahoria.
- -Las habas de soja y todos los productos derivados de la soja; incluidos la leche de soja, el tofu, el tempeh, el miso, el tamari, la salsa de soja y los condimentos que la contienen (como elBragg’s Liquid Aninos).
- -Los frutos secos y las semillas (por ser demasiado ricos en proteínas y grasas).
- -Las setas.
- -Las alubias, los pepinos y las legumbres secas.
- -La alfalfa germinada y los brotes de legumbres.
- -Las hierbas aromáticas… salvo la cebolla, el ajo, el cebollino y el perejil. Pudiéndose también consumir pero sólo de forma moderada el anís, el laurel, el eneldo, el hinojo, el cilantro, el macis, la mejorana, el romero, la salvia, el azafrán, el estragón, el tomillo, la acedera, la ajedrea y la pimienta de Jamaica.
- -Las especias, la pimienta y las guindillas (chiles, jalapeños, etc.).
- -Las pastas (espaguetis, tallarines, raviolis, etc.).
- -Los aceites vegetales, incluidos los de primera presión en frío (salvo el de lino o linaza).
- -La grasa saturada animal (y por tanto los embutidos, el jamón, las salchichas, etc.
- -La harina refinada y la levadura en polvo.
- -La harina de trigo, incluida la integral.
- -La levadura de cerveza.
- -El azúcar refinado –sea blanco o moreno- y la sal de mesa.
- -Las tartas, dulces, pasteles, galletas, pan y bollería hechos con harina refinada y/o azúcar.
- -Los aliños embotellados.
- -Las chuches y caramelos.
- -El café (ingerido) y el té (incluido el verde).
- -El alcohol.
- -El tabaco.
- -Los fármacos.
- -El bicarbonato sódico (por el sodio).
- -Frutas (excepto las bayas, los aguacates y las piñas), vegetales (excepto los pepinos), legumbres (sólo ocasionalmente y nunca ni alubias ni legumbres secas) y cereales de cultivo ecológico, arroz integral y huevos camperos (éstos de forma moderada).
- -Carne magra, pescados y marisco -de forma moderada- pero sólo a partir de la 12ª semana.
- -Aceite de lino prensado en frío (como aliño, no para cocinar).
- -Pan de centeno integral.
- -Yogur desnatado natural, requesón desnatado sin sal, queso quark desnatado sin sal y suero de leche casero batido (de forma moderada).
- -Azúcar de arce, miel y sirope de arce (de forma moderada).
- -Infusiones (manzanilla, menta, poleo, tila, azahar, melisa, romero, cardo mariano, pau d’arco…)
- -Ajo, cebolla, cebollino y perejil como condimentos. Y de forma moderada anís, laurel, eneldo, hinojo, cilantro, macis, mejorana, romero, salvia, azafrán, estragón, tomillo, acedera, ajedrea y pimienta de Jamaica.
- -Como aliño puede usarse -además del aceite de lino- zumo de limón y vino tinto o vinagre diluido en agua (con un poco de jugo de caña azucarera si se quiere endulzar).
- -Y, sobre todo, trece zumos diarios de frutas y verduras frescas, crudas y ecológicas (no valen las congeladas pero sí las pasas) recién exprimidos; en tomas repartidas a lo largo del día. Pueden asimismo tomarse en forma de gazpacho (sopa fría), crema –sin leche animal-, puré, ensalada o compota. Incluso pueden asarse, estofarse a fuego lento o hacerse a la plancha o al baño maría pero no deben cocerse, freírse o usar con ellas el microondas.
- -Yoduro potásico (la conocida Solución Lugol). Una gota seis veces al día las tres primeras semanas y a partir de ahí solo tres veces diarias (puede echarse en los zumos). Salvo que se sea alérgico o intolerante al yodo o se haya recibido quimioterapia.
- -Coenzima Q10. Fundamental para la producción de energía en la célula (producción de ATP) y potente antioxidante neutralizador de radicales libres que mantiene las membranas celulares en estado óptimo. Su biodisponibilidad es mucho mejor en forma de ubiquinol. Se sugiere empezar por 90 mcg una vez al día y si no hay efectos secundarios –principalmente taquicardia o arritmia- subirla hasta los 300 mcg al segundo día y a 600 mcg el tercero manteniendo ya la dosis.
- -Enzimas pancreáticas precedentes de fuentes vegetales y animales. El Instituto Gerson recomienda concretamente dos marcas alemanas –Wobe-Mugos y Megazyme-Forte- que contienen pancreatina, papaína, bromelaína, tripsina, quimotripsina, lipasa, amilasa y rutina.
- -Vitaminas B3 o niacina -300 mg (2-2-2-) durante seis meses pero en forma de ácido nicotínico, no como niacinamida-, B12 o cobalamina -100 microgramos al día durante seis meses- y C –1,5 gramos al día pero nunca en forma de ascorbato cálcico o sódico-. Todas ellas naturales, no sintéticas. La dosis más idónea depende en realidad de la patología.
- -Hormona tiroidea natural (hay varias marcas); hasta 320 mg al día.
- -Extracto de hígado. Lo puede encontrar inyectable -y entonces debe inyectarlo conjuntamente con la vitamina B12 no necesitando ingerir ésta- o en polvo.
- -Polen de abeja (3 cucharaditas por día pero a partir de la 12ª semana) y jalea real (una cápsula de 100 mg antes del desayuno pero no junto a alimentos calientes).
- -Aceite de lino (una cucharada sopera con la comida y otra con la cena -incluidas las que use en las ensaladas- el primer mes para pasar luego a una sola cucharada con la comida).
- -Acidol pepsina (betaína clorhidrato y pepsina). Dos cápsulas tres veces al día antes de las comidas. Ahora bien, absténganse de ingerirlo quienes padezcan úlceras gástricas, gastritis náuseas graves, hemorragias intestinales y problemas esofágicos así como quienes estén tomando cumarina.
- -Solución de potasio. Al potasio de las frutas y verduras hay aún que añadirle más. Hay que ingerir una solución compuesta por 33 gramos de acetato de potasio, 33 de monofosfato de potasio y otros 33 de gluconato de potasio diluidos en un litro de agua mineral o destilada e ingerir entre 1 y 4 cucharaditas diez veces al día; preferiblemente tras ingerir los zumos.
- -Tabletas de carbón vegetal activado (tome lo que indique el prospecto).
- -Aceite de ricino. Ingerido así como en forma de compresas en el caso de quistes y tumores visibles. Ahora bien, está contraindicado para quienes se hayan sometido recientemente -o se estén sometiendo- a quimioterapia.
- -Aplicar la Solución Polarizante desarrollada de Demetrio Sodi Pallarés por vía intravenosa. Consiste en una solución en la que en un litro de agua se diluyen en las proporciones adecuadas dextrosa, cloruro de potasio e insulina (puede encargarla en una farmacia). Lea en nuestra web –www.dsalud.com– el artículo que con el título Tratamiento metabólico: historia de un hallazgo terapéutico fundamental publicamos en el nº 55).
- -Usar (en casos de cáncer sólo) la amigdalina, también conocida como Laetril o vitamina B17. Puede ingerirse aunque es más eficaz infundida conjuntamente con vitamina C en sangre mediante goteo intravenoso (debe hacerlo un profesional sanitario).
- -Ingerir pancreatina (enzimas pancreáticas puras obtenidas de extracto de páncreas de cerdo). Se comercializan en grageas y deben tomarse 1.200 mg a lo largo del día. Ahora bien, no debe ingerirse en casos de sarcoma.
- -Usar cataplasmas de arcilla.
- -Ponerse un enema de café diario (más incluso si se trata de un caso grave) preparado como se indica en el texto central de este reportaje (no use más café natural del debido si no quiere tener problemas indeseables).
- -Evitar todo posible contaminante presente en el aire, el agua, los alimentos, los productos de higiene personal y los de limpieza del hogar, los tintes de la ropa, los medicamentos y las radiaciones electromagnéticas (WiFi, antenas de telefonía, teléfonos móviles e inalámbricos, líneas de alta tensión, transformadores, etc.). Y eso incluye todo componente clorado o fluorado: agua, dentífricos, enjuages bucales, tintes, desodorantes, lociones, pintalabios…).
- -Someterse periódicamente –una vez al mes por ejemplo- a una hidroterapia de colon.
- -No deben usarse los microondas, las ollas exprés, las ollas para cocer al vapor y los utensilios de cocina de hierro o aluminio.
- -Debe dormirse suficientemente porque el organismo se depura preferentemente de noche.
- -No deben seguir esta terapia –al menos sin estricto control médico- las personas que tengan o hayan tenido problemas cardiovasculares.
No está de más avanzar que esta terapia se complementa con sugerencias para afrontar los problemas emocionales y psíquicos que suelen llevar a muchas personas a somatizarlos. Porque difícilmente podrá equilibrarse a nivel bioquímico un problema que procede y debe tratarse a nivel psicológico. Y es que Gerson conocía bien lo que dijo Platón hace ya 2.400 años: “No se debería llevar a cabo ningún intento para curar el cuerpo sin antes curar el alma”. En suma, cuerpo y mente enferman juntos y deben ser sanados juntos. No se extrañe el lector pues de que se aconseje seguir todo lo dicho complementándolo con ejercicios de meditación, relajación, visualización y someterse a una terapia psicológica si se ha vivido algún conflicto traumático.
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