Resulta verdaderamente cruel pero en
realidad no se trata de un diario, sino de una novela. Por dinero
salió la verdad, para seguir cobrando la regalías del libro,
dijeron la verdad: Otto Frank es el coautor del libro "El Diario
de Ana Frank". Ahora la corte le ha extendido los derechos que
habían expirado en 2015 y pueden seguir cobrando sumas millonarias
hasta el 2050.
Se dice que “inicialmente, la
publicación del Diario fue rechazada por numerosos editores” (7).
Desde 1952, en que fue editado por vez primera en París -la primera
edición holandesa apareció en el verano de 1947 (8)-, se han hecho
más de cincuenta ediciones en todos los idiomas importantes,
contabilizando hasta la fecha más de 25 millones de ejemplares
vendidos (9), muchos de ellos a la fuerza (10), amén de una
hollywoodense película de gran éxito, obras de teatro y numerosas
adaptaciones transmitidas por radio y televisión. Pretende ser el
verdadero diario íntimo de una niña judía de Amsterdam, de 12 años
de edad, escrito durante la ocupación alemana, mientras permanecía
escondida con su familia en los fondos de una casa; posteriormente
fueron arrestados (4 de Agosto de 1944) y trasladados a campos de
concentración, donde Anne Frank falleció a los 14 años de edad, en
Marzo de 1945, víctima de una epidemia de tifus que se extendió en
la zona (11).
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"Ana Frank podría no haber escrito aquel famoso
diario" Artículo del New York Post del 9 de octubre de 1980
(Web) |
Señalemos aquí que la detención de
los Frank la llevó a cabo la policía holandesa (Policía Verde) y
que Anne fue trasladada primeramente al campo de tránsito para
deportados judíos de Westerbork (Holanda), posteriormente, el 2 de
Septiembre de 1944, al campo de trabajo de Auschwitz-Birkenau y en
Diciembre del mismo año a Bergen-Belsen (12), donde el fin de la
guerra y el caos inherente producido por los bombardeos aliados sobre
ciudades y los medios de comunicación y avituallamiento llevarían
al hambre y el tifus. Es decir que fue paseada por toda Europa. Uno
se pregunta si no suponía todo esto un esfuerzo por perder la
guerra, puesto que en un momento de máxima necesidad, los alemanes
se dedicaban a trasladar a los presos de naciones enemigas de campo
en campo, con el consiguiente consumo del escaso combustible que
hacía falta en el frente y utilización de numerosos trenes útiles
en otros menesteres. Y si la intención de los alemanes era
“exterminar” a la población judía, tampoco se comprende que
Anne pasara tres meses en Auschwitz sin ser “gaseada” para ser
trasladada a Bergen-Belsen, que en ningún caso era un campo de
exterminio (según el Institut für Zeitgeschichte de Munich,
instituición paraoficial del gobierno alemán, ni en Bergen-Belsen
ni en todo el antiguo territorio del Reich existieron cámaras de gas
para el exterminio de seres humanos) (13). Añadamos que el padre,
Otto Frank, fue hospitalizado en Auschwitz para ser curado de sus
dolencias (14). Resulta en cualquier caso sorprendente este interés
de los alemanes para que los teóricamente destinados a la cámara de
gas entraran en ella gozando de salud.
Según Otto Frank, el “Diario” fue
encontrado por casualidad, por él mismo, escondido en una cavidad
que, casualmente, se hallaba entre la viga y el techo del lugar donde
habían estado recluídos, antes de caer en poder de los alemanes.
Ese encuentro fortuito ocurrió, según Otto Frank, bastante después
de finalizada la guerra, en 1952 (15), si bien esta fecha no coincide
con la de publicación de las primeras ediciones (1947) (16). Para
Wolfgang Benz (44) el diario fue hallado por Miep Gies, una vecina de
los Frank en las Prinsengracht 263 de Amsterdam, el mismo 4. 8. 44,
día de la detención. Se dice que Anne Frank escribió su diario a
escondidas. Así lo afirma en su prólogo George Stevens, quien
afirma no sólo que el diario era pequeño, sino también “que del
pequeño diario sólo Anne tenía conocimiento” (17).
Aquí surge un problema, ¿cómo es que
un libro que, según las ediciones, tiene unas 230, 240 ó 290
páginas, puede ser incluído en un diario pequeño que podía ser
escondido detrás de unas libretas de apuntes del colegio? A pesar de
hallarse en un desván relativamente pequeño, ninguno de los
acompañantes la vió escribir (18), lo cual no deja de ser difícil,
teniendo en cuenta que se trataba de un escrito voluminoso. Otros
autores no coinciden sobre este punto (19). Según el historiador
catalán J. Bochaca, que una niña de doce años escriba, en la
segunda página de su diario, un ensayo filosófico sobre las razones
ontológicas que la impulsan a hacerlo; así como que una niña de
tan corta edad sea capaz de redactar una historia de la familia
Frank, sin notas a la vista; que confinada en una buhardilla esté al
corriente de la legislación y las medidas antisemitas de los
“nazis”, incluyendo fechas, números de decretos y nombres
propios; supone un caso impar en la historia de la literatura
universal (20).
El mismo autor hace notar que las
ediciones inglesa y alemana del “Diario” difieren tan
fundamentalmente, que las diferencias no pueden ser atribuídas,
racionalmente, a criterios de traductor. La verdad sobre el diario de
Anne Frank fue revelada, inicialmente, por la publicación sueca
“Fria Ord”, en 1959, en una serie de artículos diarios
aparecidos en marzo. En Abril de aquel mismo año, la revista
americana “Economic Council Letter” (15 de Abril de 1959) resumió
los artículos de su colega sueco, con la siguiente gacetilla: “La
historia nos proporciona muchos ejemplos de mitos que tienen una vida
más rica y más larga que la verdad, y que, sin duda, pueden llegar
a ser más efectivos que la verdad” (21).
Nuestras dudas aumentan cuando leemos
en el “New York Times” del 2 de Octubre de 1955, que en el diario
de Anne Frank “sólo figuraban aproximadamente 150 inscripciones”
donde se consignaban “cronológicamente las sensaciones e
impresiones de una adolescente” (“mamita me trata a veces como un
bebé, lo que no puedo soportar”) y “adicionalmente muy pocas que
no podrían considerarse como pertenecientes a esa categoría”
(“temo mucho que nos descubran y que seamos fusilados”) (22). No
obstante ello, continúa Richard Harwood, el “Diario” publicado
consta de 293 páginas y su texto no concuerda con la relación, que
acabamos de citar, entre numerosas inscripciones propias de una
adolescente y “muy pocas” de mayor o menor referencia política.
De hecho, no sólo las observaciones de carácter político del
diario, sino su contenido general y su estilo, presuponen un
conocimiento de interrelaciones históricas, juicio y arte de la
expresión poco comunes incluso entre adultos. La edición “original”
del Diario nunca fue publicada, puesto que el padre, Otto Frank,
decidió expurgar el mismo de fragmentos escabrosos de una
adolescente o de críticas a la madre de Anne. Más tarde este debió
admitir que además de la escritora judía Anneliese Schütz e Isa
Cauven “para colmar algunas lagunas en el diario debió requerir
los servicios del periodista holandés Albert Cauven” (23). Incluso
el poco sospechoso semanario “Der Spiegel”, instrumento principal
en la “reeducación” del pueblo alemán, debía admitir que “el
‘Diario’ en su conjunto no es auténtico”. Para el Spiegel
queda claro que “aquello que ha hecho emocionar al mundo, no
proviene enteramente de la mano de Anne Frank. En la edición el
‘Diario’ ha sido transformado por numerosas manipulaciones…”
(24). La investigación oficial llevada a cabo por la Dra. Hübner
deduce que el “Diario” publicado está compuesto de 177 capítulos
(cartas), que proceden de cuatro diferentes fuentes: 4 del Diario, 5
de un libro de relatos, 69 de dos diarios, que la Dra. Hübner define
como primera elaboración del Diario, 99 procedentes de hojas
sueltas, que la investigadora define como segunda elaboración del
Diario.
JUICIO ESCLARECEDOR
Mayores sospechas nos asaltan,
lógicamente, al estudiar el pleito en que se enzarzaron el conocido
escritor judío norteamericano Meyer Levin y el padre de Anne Frank.
El juicio transcurrió entre 1956 y 1958 ante el County Court House
de la ciudad de Nueva York, obteniendo el demandante Meyer Levin un
fallo a su favor que condenaba a Otto Frank a abonarle una
indemnización de 50.000 dólares de la época por “fraude,
violación de contrato y uso ilícito de ideas”; el pleito, que se
arregló privadamente después de la sentencia por obvio mútuo
interés, versaba sobre la “dramatización escenográfica” y
venta del “Diario”. El juez, así mismo judío, era Samuel L.
Coleman, quien dictó sentencia en el sentido de que Otto Frank debía
pagar a Meyer Levin “por su trabajo en el diario de Anne Frank”
(25).
Para cualquier interesado, todo lo
referente al caso Levin-Frank está archivado en la Oficina del
Condado de Nueva York (N. Y. Country Clerk’s Office) con el número
2241-1956 y también en el New York Supplement II, Serie 170, y 5 II
Serie 181 (26). Así pues, la sentencia del juez -y juez judío- en
el sentido de que el autor del Diario es Meyer Levin y no la niña,
existe (27).
Lo que interesa hacer notar es que de
la lectura de la numerosa correspondencia privada de Otto Frank y de
Meyer Levin que fue aportada al juicio como prueba de las partes,
surge la grave presunción “juris tantum” de que el “Diario”
“es substancialmente una falsificación” (28), y que el autor
material de esa falsificación fue el igualmente judío Meyer Levin.
Levin, en legítima defensa de sus derechos de autor, además de
demandar al Sr. Frank por cuatro o cinco millones de dólares por su
labor de parafrasear el manuscrito “para el fin que tenía que
cumplir…”, pleiteó igualmente contra el productor de cine
Kiermit Bloombarden, pues en la película -del mismo título que la
obra- aparecen también escenas escritas por él y que no estaban
contenidas en el Diario original (29).
Meyer Levin había sido corresponsal en
España durante la guerra civil de 1936 a 1939 y más tarde enviado
de la Agencia Telegráfica Judía durante los enfrentamientos con los
palestinos entre 1945 y 1946. La Enciclopaedia Judaica le reconoce
como “el primer escritor en poner en escena el Diario de Anne Frank
(1952)” (Vol. 11, pág. 109) (30).
UN BOLIGRAFO PREMATURO
Pero no acaba aquí todo, y nuestra
duda se convierte en decepción cuando descubrimos, como lo ha hecho
el historiador británico David Irving tras su investigación (31),
que en el “Diario” de Anne Frank había tinta de bolígrafo. Así
lo determinaron unos expertos que acudieron expresamente a Suiza para
comprobar el manuscrito original en posesión de Otto Frank. Según
estos, parte de los diarios habían sido escritos con bolígrafo
-inventado en 1949 y cuya aparición en el mercado data como temprano
de 1951- algo imposible al haber fallecido Anne Frank de tifus (32)
en 1945. Dos ciudadanos alemanes, Edgar Geiss y Ernst Roemer,
pusieron públicamente en duda, una vez más, la autenticidad del
famoso “Diario”. Ante ello el Tribunal del Distrito de Hamburgo
encargó a la Oficina Federal Criminal Alemana (BKA) un examen de los
textos para determinar científicamente si la escritura de éstos se
había llevado a cabo durante los años 1941 a 1944, basándose en
los análisis del papel y la escritura del manuscrito original. Este
análisis químico-técnico fué llevado a cabo en abril de 1981,
bajo la dirección del Doctor Werner (33).
A pesar de su publicación, la ley del
silencio de los “mass-media” intentó dar la menor publicidad
posible a los resultados de los análisis. Sí lo hizo el “New York
Post” del 9 de Octubre de 1980 mencionando el hecho.
Según este análisis, las
correcciones, comentarios y añadidos en las hojas de parte del
manuscrito fueron hechas en tinta azul, negra, roja, a lápiz y en
BOLIGRAFO de tinta negra, verde y azul. Como comentarios y texto
principal son de una misma mano, recordémoslo, el libro fue escrito
por alguien después de la guerra o cuando menos lo finalizó pasada
la contienda. El original consta de tres libretas encuadernadas y 324
páginas sueltas (34)
Reproducción del artículo del “New
York Post” del 9.10.1980 donde
se confirma que Anne Frank no pudo
haber escrito con tinta de boligrafo
su Diario, porque todavía ¡no había
sido inventado el bolígrafo!
DIFERENCIAS EN LA ESCRITURA
Un calígrafo pudo comprobar, además,
que todo había sido escrito por la misma mano y que, por tanto, no
podía ser la de Anne Frank. Se trata de Minna Becker, perito
calígrafo judía, quien afirmó ante el juez, repetidamente, que
toda la escritura del diario pertenece a una misma mano (35). Para
dilapidar este tema sólo ha hecho falta acceder a las cartas
auténticas que Anne Frank escribió de niña a unas amigas,
publicadas en los Estados Unidos; la letra de estas cartas sí tiene
el aspecto normal de una niña de 10 ó 12 años, lo que no es el
caso del “manuscrito original”, que nos revelan a un autor de
mayor edad. Las cartas fueron adquiridas por el “Instituto Simon
Wiesenthal” y, siempre según David Irving, sí son auténticas, no
así el diario (36). Bochaca confirma asímismo, como han hecho
posteriormente otros autores, refiriéndose a Paul Rassinier, que la
escritura que se afirma es la de Anne Frank, reproducida en el libro
“Spur eines Kindes”, de Ernst Schnabel, difiere totalmente de la
escritura de Anne Frank en el manuscrito original.
El Profesor Faurisson, de la
Universidad de Lyon, cuya especialidad es la crítica de textos y
documentos, y que mantuvo varias conversaciones personales con el
padre de Anne Frank, insiste en este tema otorgándole el peso
suficiente para llevar al escepticismo sobre el “Diario” de Anne
Frank. Su primer trabajo sobre el caso fue publicado en francés en
1980. Una traducción del mismo apareció en el verano de 1982 en el
volúmen del “The Journal of Historical Review” con el título
“Is the Diary of Anne Frank Genuine?” (págs. 147 – 209).
Entonces señalaba dos ejemplos de la letra manuscrita atribuida a
Anne Frank, ambos escritos cuando esta contaba aproximadamente 13
años, pero extrañamente la primera (datada el 12 de Junio de 1942)
parece mucho más madura y similar a la de un adulto que la
supuestamente escrita sólo cuatro meses más tarde (10. 10. 42).
Respondiendo a dicho escepticismo sobre la autenticidad del “Diario”,
el State Institute for War Documentation de Amsterdam (Rijksinstituut
voor Orloogsdocumentatie – RIOD), publicaba un libro en 1986 que
incluía el facsímil de una carta supuestamente escrita por Anne el
30 de Julio de 1941.
El descubrimiento en los EE.UU. de
otros varios ejemplos de la letra manuscrita fue anunciado en 1988.
El mismo incluía dos cartas fechadas el 27 y el 29 de Abril de 1940
y una postal, escritas a alguien en Danville (Iowa). Estas últimas,
como las del 12. 6. 1942 y 10. 10. 1942, creaban un nuevo problema al
Instituto de Documentación de Guerra de Amsterdam, dado que la letra
manuscrita que aparece en ellas es completamente diferente que la
escritura de adulto de la carta del 30 de Julio de 1941, así como la
mayor parte del manuscrito en cuestión. Estos descubrimientos
confirman la creencia del Prof. Robert Faurisson de que la letra
manuscrita de “adulto” atribuída a Anne es, en realidad, muy
parecida a la letra manuscrita de una de las personas que
oficialmente “ayudaron” a Otto Frank a preparar el “Diario”
para su publicación después de la guerra.
Para María Paz López y su artículo
en “La Vanguardia”, estas diferencias de escritura son normales
(!) en un adolescente. Igualmente soslaya, al tratar el tema del
informe pericial encargado por el RIOD, el tema de la escritura a
bolígrafo, mencionando exclusivamente las anotaciones a lápiz del
padre. Podemos concluir pues, que no se trata de un “Diario”,
sino de una novela, basada en un manuscrito escrito después de la
guerra por Otto Frank o sus colaboradores, y redactado por Meyer
Levín, con algunos añadidos posteriores del holandés Albert Cauven
(38). El historiador alemán Udo Walendy es definitivo: “El Diario
de Anne Frank -durante años lectura recomendada tabú para escuelas
y público- es una falsificación” (39).
ANNE FRANK A LA FUERZA
Conviene advertir aquí que para evitar
dudas y desbancar las crecientes sospechas sobre la autenticidad del
libro, fue impuesto por las autoridades alemanas actuales como
“lectura obligatoria” en las escuelas (¡increíble negocio para
los propietarios de derechos -Fondo Anne Frank- y editores!) y se
llegó al extremo de adoptar medidas disciplinarias (retiro de la
“venia docendi”) contra maestros y profesores que osaran
manifestar sus dudas al respecto (40). El Profesor Stielau, de
Hamburgo, fue expulsado de su cátedra, en 1957, por el mero hecho de
haber osado poner en duda la autenticidad del Diario. ¡Increíble!.
Todavía en 1976, el padre de Anne,
Otto Frank, lleva a cabo acciones y denuncias contra Heinz Roth, de
Odenhausen, en un juicio tendiente a prohibir publicaciones que
sostengan que el diario, tal como se publicó, no puede haber sido
escrito por una niña de 12 años. Ejemplos éstos que demuestran
cuán estrecho es el margen de la libertad de pensamiento cuando se
rozan ciertos temas tabú (41).
UN TIMO MORAL
Richard Verrall (que publica bajo el
nombre literario de Harwood) advierte que la falsedad del mito de
Anne Frank va mucho más allá, es muchísimo más profunda que la
eventual falsificación del texto. Reside en la “unilateralidad”
y en la “recurrencia infinita” del tema: una perfecta aplicación
política de la propaganda actual del viejo tema de la niña inocente
atrapada por la maldad exclusiva de los otros, pero que triunfa
incluso después de muerta. El mito de Anne Frank, por la fuerza de
su impacto sobre la sensibilidad colectiva, se convierte no sólo en
símbolo de la “inocente” nación judía perseguida, sino más
aún y contra todas las reglas de la lógica, en “prueba
indiscutible” de la maldad intrínseca, inmedible, de los
perseguidores.
Reconozcámoslo pronto, en efecto, no
importa desde un punto de vista humano que el “Diario” de Anne
Frank sea una falsificación o no. Esta niña falleció, víctima del
tifus -y no en una “cámaras de gas” inexistente en Bergen o
convertida en “pastillas de jabón” que se han revelado una
falacia, todo hay que decirlo-; y el padecimiento y muerte de
cualquier niño es siempre lamentable. Pero es importante constatar
que los posibles sufrimientos de una niña judía de 14 años, en
tiempo de guerra, no son más significativos por el “hecho” de
que hubiese escrito un diario, que los sufrimientos tanto o más
terribles de otros posibles niños judíos; o que las desgracias
infinitamente más numerosas de otros niños alemanes, italianos,
japoneses, polacos, rusos o de otras nacionalidades que han sufrido
horriblemente por muchos otros motivos en esa misma guerra:
despedazados, quemados vivos a millones, mutilados o inválidos para
toda la vida a causa de los bombardeos masivos de población civil
efectuados por los aliados contra ciudades abiertas alemanas;
abandonados en medio del caos ante la muerte o desaparición de sus
padres; violados, corrompidos por la barbarie de buena parte de las
tropas enemigas. Sólo en el Holocausto alemán de Würzburg, durante
los últimos días de la guerra, fueron quemadas 5.000 personas, de
entre las cuales más de 100 niñas y mujeres se llamaban Anna,
convertidas en cenizas durante la noche del 16 de Marzo de 1945 (44).
¿Pero quién se acuerda de tal suma de
horrores sufridos por los no judíos? ¿Quién llora por el niño
alemán que, en Dresde, junto a otros 250.000 civiles, mujeres y
niños principalmente, corre aullando envuelto en el fuego
inextinguible del fósforo líquido? ¿Quién por la niña alemana
violada varias veces hasta la muerte por una sucesión de bestias
animadas a ello por el judío soviético Ilya Ehrenburg? ¿Quién
escribe novelas lacrimógenas por los no menos reales e inocentes
niños japoneses de Hiroshima y Nagasaki? ¿Quién por los niños de
la misma edad de Anne Frank, masacrados en Paracuellos del Jarama,
que en su propio país tampoco cuentan con una calle?. Nadie.
No hay “best sellers” para ellos,
no hay “dramatizaciones”, ni 50 ediciones, ni cine, ni teatro, ni
bombardeo televisivo, ni campañas en su nombre, ni recogidas de
firmas, ni movilizaciones entre los partidos políticos del sistema y
sus parlamentarios, ni manifestaciones públicas cincuenta años
después, ni nadie que quiera recordarles cambiando el nombre de una
calle, por pequeña que esta fuera. ¿Por qué? ¿Tal vez porque no
cuentan con un lobby que haga del dolor un negocio sin precedentes?
¿Porque les falta la conveniente orquestación de los “mass-media”,
que hacen del sufrimiento ajeno un arma política, con la intención
de desarmar moralmente a quienes denuncian semejante hipocresía? ¿O
deberíamos ser más atrevidos y decir que, simplemente, porque no
son judíos?. Entonces habría que denunciar y perseguir igualmente a
aquellos que por dinero o por oscuros intereses políticos y
personales hacen, con los niños que han padecido en el pasado,
discriminaciones en razón de su raza, religión o ideas políticas
de los padres y sólo se acuerdan de unos niños muy concretos y
minoritarios, soslayando a los demás. Se trata, sin duda, de un
agravio comparativo.
Por Pedro Varela
NOTAS
(1) y (2) WEBER,
Mark: Anne Frank. Publicado en “The Journal of Historical Review”
de Mayo/Junio de 1995, pág. 31.(3) “Daily Telegraph” 24.3.1933 y
“Daily Express” de misma fecha.(4) IRVING, David: Pruebas contra
el Holocausto. Conferencia en el Hotel Majestic de Barcelona, el 17
de Noviembre de 1989.(5) FELDERER, Ditlieb: Il Diario di Anna Frank:
una Frode. Edizioni La Sfinge, Via Marchesi, 30, Parma (Italia),
1990, pág. 6.(6) HARWOOD, Richard (Richard Verrall): ¿Murieron
realmente seis millones?. Historical Review Press, Inglaterra,
1977.(7) Enciclopaedia Judaica, citada en FELDERER, opus. cit. Pág.
14.(8) BENZ, Wolfgang: “Legenden, Lügen, Vorurteile: Ein
Wörterbuch zur Zeitgeschichte”. DTV Deutscher Taschenbuch Verlag.
2ª Edición, 1992 y FELDERER, pág. 13:Enciclopedia Brockhaus, Vol
(6-450).(9) PAZ LOPEZ, María: La niña que contó lo inexplicable.
“La Vanguardia” de Barcelona, el Miércoles día 15.3.95, pág. 2
de “Revista”. Según BENZ opus. cit., esta cifra en 1992 era de
16 millones.(10) BOCHACA, J.: El mito de Anne Frank. Revista Cedade
Nº 170 de Marzo de 1989. Págs. 18 a 20.(11) Anne Frank “Diary”
a fake. Publicado en el periódico “Holocaust News” Nº 1, pág.
3, del Centre for Historical Review. P.O. Box 446, London SE23 2LS.
Así mismo Enci. Judaica pág. 53 y Felderer op. cit.(12)
Enciclopaedia Judaica, pág. 53. Jerusalén, Israel, 1971-1972.(13)
ROTH, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein Schwindel., 1979.(14)
Enciclopaedia Britanica. Citado por Felderer.(15) BOCHACA, opus
cit.(16) y (17) FELDERER, opus. cit. pág. 13 y pág. 22.(18)
BOCHACA, opus cit.(19) PAZ LOPEZ, opus. cit.(20) BOCHACA, J.: El mito
de Anne Frank. Revista Cedade p.18-20.(21) BOCHACA, J.: El mito de
los seis millones. Ed. Bausp, Barcelona, 1978; pág. 100.(22)
HARWOOD, opus. cit.(23) BOCHACA, opus. cit. y también FELDERER,
opus. cit. p. 14.(24) Citado por “Kommentare zum Zeitgeschehen”.
Folge 269. September 1993, p. 65.(25), (26), (27) y (28) BOCHACA, J.:
El mito de Anne Frank. Revista Cedade. Págs. 18 a 20.(29) GIL
MUGARZA, Bernardo: Requiem por Anne Frank.. “Arriba” 9.5.59.(30)
FELDERER, opus. cit. Pág. 15.(31) IRVING, David: Pruebas contra el
Holocausto. Hotel Majestic, Barcelona, 17.11.89.(32) PAZ LOPEZ, opus
cit.(33) BOCHACA, opus. cit. (34) “New York Post” del 9 de
Octubre de 1980.(35) BOCHACA opus cit.(36) IRVING, opus. cit.(37) Ver
FAURISSON, Prof. Robert: Anne Frank’s Handwriting. Publicado en el
“The Journal of Historical Review”, Volume Nine, Numer One,
Spring 1989. Pag. 97 a 101. IHR, California 92627. Pruebas
caligráficas.Y Vol. 3, Nº 2, summer 1982: “Is the Diary of Anne
Frank Genuine?” así como “Le Journal d’Anne Frank est-il
authentique?” en “Vérité Historique ou Vérité Politique?”(38)
BOCHACA, opus, cit.(39) ROTH, Heinz: Anne Frank’s Tagebuch, ein
Schwindel. Odenhausen, Julio de 1979.(40) BOCHACA, opus cit.(41)
HARWOOD, opus. cit.(42) GIL MUGARZA, opus cit
Fuente: Periodista Rafael Palacios