De una vez por todas hay que romper ese mito de la pérdida de grasa localizada, tan utilizado por el marketing de productos relacionados al fitness que lo único que busca es venderte una solución a lo que más anhelas. ¡Perder grasa localizada en las zonas que nosotros queremos no es posible! Cuántos habrán hecho miles de abdominales o ejercicios de piernas y glúteos con la esperanza de perder grasa en esas zonas o hasta comprado esos aparatos que estimulan la zona media con la esperanza de ver resultados.
Para movilizar nuestros depósitos de grasa son necesarios varios procesos. La grasa se almacena en nuestro cuerpo como depósito de energía para momentos de escasez o de supervivencia. Para reducirla, todo se inicia siempre por estímulos o señales que muestren que requerimos calorías extras. Por ejemplo, el ejercicio físico, que hace que se sinteticen hormonas y enzimas enviadas por la sangre a las células grasas para empezar a movilizar nuestros depósitos. Al ser enviadas por la sangre, son llevadas a todo el cuerpo, no se trata de una circulación local. Es fisiológicamente imposible conseguir pérdida localizada de grasa, pues la respuesta hormonal se da en todo el cuerpo.
Si eres mujer, es muy probable que tiendas a acumular grasa en muslos y glúteos, y si eres hombre, en la zona del cinturón abdominal, debido a la genética de género. Dentro de esta regla general, se puede almacenar más o menos grasa dependiendo de la genética de cada individuo. Puede haber zonas como el cuello, la cara o el tren superior donde se perciba ima pérdida de grasa más pronunciada, pero realmente se da la misma proporción que en el resto del cuerpo.
Entendiendo todo esto, quedará claro que realizar ejercicios con la intención de perder grasa en una zona en especial no logrará el propósito buscado. Fortalecerás la musculatura que trabajes específicamente, lo que no tiene que ver con el consumo local de depósitos de grasa. Para lograr un tipo de entrenamiento eficiente que reduzca el porcentaje de grasa corporal, debemos estimular un consumo calórico o de energía elevado. La idea general es mantener o aumentar la musculatura para que nuestro metabolismo se acelere y consuma más calorías estando en reposo, pues el objetivo principal debe ser perder grasa, no necesariamente peso. Y, por supuesto, acompañar el entrenamiento con un déficit calórico razonable y sostenible en el tiempo a través de una alimentación saludable y consciente.
Eso lo logramos de dos maneras:
1 Con entrenamientos de alta intensidad. No solo se estimula el consumo calórico durante el entrenamiento, sino también después de realizado el ejercicio para volver al cuerpo a su estado de equilibrio, usando las reservas de energía de los depósitos de grasa. Entrenar al menos 20 minutos de manera intensa o con intervalos de alta intensidad es una gran forma de perder grasa.
2 Con trabajos de fuerza multiarticulares. Este tipo de ejercicios utiliza movimientos en los que intervienen varias articulaciones o un mayor reclutamiento de músculos con cargas externas como mancuernas, barras, etc. Así estimulamos el desarrollo de nuestra musculatura y un mayor consumo de energía en menor tiempo.
Para movilizar nuestros depósitos de grasa son necesarios varios procesos. La grasa se almacena en nuestro cuerpo como depósito de energía para momentos de escasez o de supervivencia. Para reducirla, todo se inicia siempre por estímulos o señales que muestren que requerimos calorías extras. Por ejemplo, el ejercicio físico, que hace que se sinteticen hormonas y enzimas enviadas por la sangre a las células grasas para empezar a movilizar nuestros depósitos. Al ser enviadas por la sangre, son llevadas a todo el cuerpo, no se trata de una circulación local. Es fisiológicamente imposible conseguir pérdida localizada de grasa, pues la respuesta hormonal se da en todo el cuerpo.
Si eres mujer, es muy probable que tiendas a acumular grasa en muslos y glúteos, y si eres hombre, en la zona del cinturón abdominal, debido a la genética de género. Dentro de esta regla general, se puede almacenar más o menos grasa dependiendo de la genética de cada individuo. Puede haber zonas como el cuello, la cara o el tren superior donde se perciba ima pérdida de grasa más pronunciada, pero realmente se da la misma proporción que en el resto del cuerpo.
Entendiendo todo esto, quedará claro que realizar ejercicios con la intención de perder grasa en una zona en especial no logrará el propósito buscado. Fortalecerás la musculatura que trabajes específicamente, lo que no tiene que ver con el consumo local de depósitos de grasa. Para lograr un tipo de entrenamiento eficiente que reduzca el porcentaje de grasa corporal, debemos estimular un consumo calórico o de energía elevado. La idea general es mantener o aumentar la musculatura para que nuestro metabolismo se acelere y consuma más calorías estando en reposo, pues el objetivo principal debe ser perder grasa, no necesariamente peso. Y, por supuesto, acompañar el entrenamiento con un déficit calórico razonable y sostenible en el tiempo a través de una alimentación saludable y consciente.
Eso lo logramos de dos maneras:
1 Con entrenamientos de alta intensidad. No solo se estimula el consumo calórico durante el entrenamiento, sino también después de realizado el ejercicio para volver al cuerpo a su estado de equilibrio, usando las reservas de energía de los depósitos de grasa. Entrenar al menos 20 minutos de manera intensa o con intervalos de alta intensidad es una gran forma de perder grasa.
2 Con trabajos de fuerza multiarticulares. Este tipo de ejercicios utiliza movimientos en los que intervienen varias articulaciones o un mayor reclutamiento de músculos con cargas externas como mancuernas, barras, etc. Así estimulamos el desarrollo de nuestra musculatura y un mayor consumo de energía en menor tiempo.
Fuente: Publimetro
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