¿Qué hay que hacer antes de poder hablar bien?

Dice el Señor:

«Y mirad, cuando el padre Adán hubo terminado su discurso, entonces Henoch se levantó con reverencia y comenzó a dirigir su palabra a los Väter (patriarcas); sin embargo, antes de que empezara a hablar formalmente, en silencio volvió su corazón amoroso hacia Mí y Me pidió la gracia de que se le permitiera hablar de Mi amor y de la santidad de Mi nombre, el cual es inexpresable para cualquier lengua eternamente, porque es tan santo».

GobD1.46.1

En este texto, el Señor nos explica que, antes de hablar bien, es importante realizar un acto de preparación interior. En el caso de Henoch, antes de dirigirse a los "Väter" (padres o ancestros), vuelve su corazón en silencio hacia Dios, con un enfoque amoroso y reverente. Este acto de introspección y conexión con la divinidad lo prepara para hablar no de cualquier tema, sino de algo tan sublime como el amor de Dios y la santidad de Su nombre.

Detalles importantes para hablar bien, basados en el ejemplo de Henoch:

• Reverencia y humildad: Antes de hablar, Henoch se llena de respeto, demostrando que reconoce la importancia y el peso de sus palabras. Esto implica una disposición de humildad, sabiendo que las palabras que va a pronunciar no son triviales.
• Conexión interna y amorosa: Henoch no comienza a hablar de inmediato. Primero, establece una conexión íntima y amorosa con Dios, probablemente buscando inspiración y autenticidad para expresar su mensaje.
• Oración o petición de gracia: En silencio, Henoch pide la gracia o el permiso para hablar. Este acto simboliza que no se siente plenamente capaz sin ayuda divina, lo que le otorga mayor autenticidad y sinceridad a sus palabras.
• Conciencia de lo sagrado: Henoch se prepara para hablar de algo sagrado, el amor de Dios y la santidad de Su nombre. Reconoce que estos temas no se pueden abordar con ligereza, lo cual le da un enfoque especial a su discurso.

En resumen, antes de poder hablar bien en un contexto espiritual o de gran importancia, según este texto, es esencial prepararse internamente, buscar una conexión con lo que uno considera sagrado, y abordar el discurso con humildad y reverencia. Esto permite que las palabras fluyan de una manera genuina y profunda.