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miércoles, 1 de junio de 2022

Actitud aprendida en el colegio

Cuando estaba en el colegio, después de terminar un examen, tenía más o menos una idea de la calificación que iba a obtener. Supongamos que calculaba que conseguía un 15, entonces me imaginaba (y lo creía también) que obtendría un 14 o 13 o incluso un 12. Y así lo asumía en mi interior: un 12 o 13. Y la experiencia me mostró que casi siempre, muy a menudo, sacaba una nota mejor que la que esperaba. De tal manera, me animaba a estudiar más a través de la alegría del éxito y porque veía que estaba mejorando cada vez más.

Y así procedí, no solo en la universidad, sino también en otros estudios. Con el tiempo decidí ampliar esta actitud también en otros campos de la vida, por ejemplo cuando quería lograr una meta, ejecutar un proyecto, o incluso en las relaciones personales. Siempre esperaba menos de lo que calculaba lo que podría ser.


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