Por Alejandra Abad
A la hora en la que sale el sol mucha gente está todavía dormida, y mucha otra se encuentra ya preparándose para salir o camino del trabajo. Pero hay personas que precisamente a esa hora están curándose, recargando las pilas, llenándose de energía. Lo hacen mirando al sol, gracias una técnica que se denomina ‘sungazing’ y que cada vez gana más adeptos.
La idea que rige esta ‘terapia’ defiende que al mirar al sol (sólo hasta una hora después del amanecer o una hora antes del ocaso, si no sería dañino) el cuerpo recibe la energía del astro, suficiente para curar algunas enfermedades, proporcionar bienestar y ayudar a la persona a poner en orden su mente. Los defensores de esta técnica sostienen que el ojo humano (algunos dicen que incluso todo el cuerpo) posee algún tipo de células fotovoltaicas capaces de convertir la energía solar en energía vital.
El difusor de esta técnica, Hira Ratan Manek, va más allá y asegura además que la energía solar permite vivir sin necesidad de comer, ya que aporta al cuerpo todos los nutrientes necesarios. Él mismo afirma llevar más de diez años sin consumir nada más que líquidos, sobreviviendo gracias a la práctica del sungazing.
Lola no ha llegado a ese extremo, pero tras dos años observando el sol, tiene claro que esta práctica es positiva para el cuerpo. Cuando llevaba sólo una semana ya notaba que se sentía “mucho más alegre” y al mes había ganado una gran “capacidad clarificante” ante los conflictos. “Me resultaba mucho más fácil enfrentarme a ellos, veía las cosas más claras y mi actitud ante la vida era mucho más conciliadora”, recuerda.
Una fuente inagotable y gratuita de bienestar
Lola se acercó a ver una conferencia de Ratam Manek en Madrid porque “por probar no iba a perder nada”. Lo que escuchó le pareció del todo coherente, ya que ella venía de tratarse un cáncer con terapias alternativas (como la cromoterapia) que se apoyan en la idea de que las células son fotovoltaicas. “Lo que aprendí allí me pareció algo revolucionario para resolver el problema de la humanidad, sobre todo teniendo en cuenta que la fuente (el sol) es gratuita y ofrece enormes posibilidades”, explica.
¿Cómo se realiza Sungazing?
Según los paso explicados por Manek, quien quiera iniciarse en el sungazing debe hacerlo con enormes precauciones para no resultar dañado. Los primeros días la ‘dosis’ debe ser muy baja (10 segundos observando el sol) y se debe ir aumentando muy poco a poco (sumando 10 segundos diarios) para que el ojo se acostumbre.
Cuando se lleve un mes observando el sol ya serán cinco minutos el tiempo que se pase haciéndolo, a los dos meses, serán 10, y así hasta alcanzar el máximo recomendado de 45 minutos, a los nueve meses. “Cuando estás ya en ese máximo cada cuarto de hora se dedica a sanar una parte distinta de la persona: el cuerpo, la mente y el espíritu”, explica Lola.
En ese máximo bienestar proporcionado por el sol vive Manek. Dedicó tres años a establecer el protocolo de observación del sol hasta encontrar la progresión adecuada y una vez conseguida comenzó a sentir que el hambre iba desapareciendo a la vez que se iba llenando de energía. Lleva 30 años viviendo a base de agua, zumos, café y té y asegura que se encuentra pletórico (que se siente llena de alegría o de energía). De hecho, en su web ha colgado varios estudios médicos que analizan su persona y demuestran su buen estado físico.
No todos los practicantes de sungazing llegan al punto de no comer (de hecho, sólo lo hace una minoría) pero Lola, por ejemplo, sí ha sentido que necesita menos horas de sueño para sentirse descansada y enérgica. Para ella, el sungazing es una relación íntima consigo misma que se parece mucho a la meditación, un “ejercicio interno” que la ha ayudado, entre otras cosas, a mejorar sus relaciones con su familia y en su trabajo. Además, según cuenta, la energía que ella acumula al mirar al sol es incluso transferible a otras personas. “Cuando alguien está enfermo el abrazo, el contacto físico con la intención de trasladarle energía funciona. No sé muy bien cómo, pero a mí me ha pasado”, asevera.
El ‘descubrimiento’ del sol como fuente de energía y bienestar no es precisamente nuevo, aunque Manek haya establecido un proceso concreto. El culto al astro rey viene de lejos y ya ha sido practicado por todas las civilizaciones y religiones en una u otra forma. De hecho, a la mirada al sol con fines terapéuticos, los antiguos hindúes la llamaban ‘Surya Namaskar’ mientras que los egipcios y los americanos la bautizaron como helioterapia y los europeos Terapia de Apolo.
Ver también: http://luisperulorber.blogspot.com/2024/03/sungazing-entrevista-hira-ratan-manek.html
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