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miércoles, 18 de febrero de 2015

El padre y los dos hijos

Un Padre tiene dos hijos. Los convocó para darles a conocer su voluntad como si fuera una ley. Les mostró un campo y una viña y les dijo: «Vosotros os habéis vuelto ya fuertes, y por eso ahora os exijo que trabajéis diligentemente la viña y el campo. De vuestra diligencia reconoceré cual de vosotros me amáis más» 

Con esta es la ley, el padre sabrá, cual de los hijos le ama más y con eso obtendrá naturalmente la gloria del padre

¿Pero, qué es lo que hacen los dos hijos? El primero toma la laya y labra la tierra diligentemente todo el día y cultiva el campo y la viña. El otro hijo hace esperar al trabajo, como vosotros decís, "como si tuviera todo el tiempo del mundo". 

¿Porqué? Él se dice a sí mismo «Si yo estoy en el campo o en la viña, tendré, constantemente, que echar de menos a mi amado padre, además no tengo tantas ansias de gloria como mi hermano. Si yo sólo tengo a mi amado padre, puedo estar alrededor suyo, que es todo para mi corazón, en verdad poco me interesa la asignación de una u otra gloria.»

El padre, en algún momento, le dice a este segundo hijo: «Pero mira, cómo tu hermano trabaja diligentemente y busca ganarse mi amor.» Pero el hijo dice «¡Oh, amado padre! Cuando yo estoy en el campo, estoy lejos de ti, y mi corazón no me deja tranquilo, sino siempre me dice fuertemente: El Amor no vive en la mano, sino en el corazón, por eso no lo quiero ganar con la mano sino en el corazón. Dale tú, padre, a mi hermano, el cual trabaja con diligencia, el campo y la viña. Pero yo ya tengo suficiente, si tú me permites que todo el tiempo pueda amarte con todos los deseos de mi corazón, así como yo quiera y deba amarte, porque tú eres mi padre, tú eres mi Todo.»

Y ahora, ¿qué dirá el padre, y esto, desde lo más intimo de su corazón? Seguramente nada diferente a lo siguiente:

«Bien, tú mi amadísimo hijo, tu corazón te ha revelado lo mío; la Ley es sólo una prueba. Pero, hijo mío, el Amor no se encuentra en la Ley, porque cualquiera que obedece sólo a la Ley, lo hace sólo por amor propio, para ganarse, de esta manera, Mi Amor y Mi Gloria mediante su propia fuerza activa. Por eso aquél que obedece la Ley de esa manera, aquél está aún lejos de Mi Amor, porque su amor no se dirige a Mí, sino al salario.

Pero tú has hecho al revés, y a decir verdad no has despreciado la Ley, porque lo ha dado tu padre, pero tú te has levantado por encima de la Ley, y tu amor te ha conducido, sobre la misma, hacia tu padre. Por eso entonces tu hermano recibirá el campo y la viña y entrará en mi Gloria; pero tú, mi amadísimo hijo, recibirás lo que has buscado, a decir, al mismo Padre y todo Su Amor!»

(jl-sole2.101)

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