Un
Padre tiene dos hijos. Los convocó para darles a conocer su voluntad como si
fuera una ley. Les mostró un campo y una viña y les dijo:
«Vosotros os habéis vuelto ya fuertes, y por eso ahora os exijo que
trabajéis diligentemente la viña y el campo. De vuestra diligencia
reconoceré cual de vosotros me amáis más»
Con esta es
la ley, el padre sabrá, cual de los hijos le ama más y con eso obtendrá naturalmente la gloria del padre
¿Pero,
qué es lo que hacen los dos hijos? El primero toma la laya
y
labra la tierra diligentemente todo el día y cultiva el campo y la
viña. El otro hijo hace esperar al trabajo, como vosotros decís,
"como si tuviera todo el tiempo del mundo".
¿Porqué? Él se dice a sí mismo «Si
yo estoy en el campo o en la viña, tendré, constantemente, que
echar de menos a mi amado padre, además no tengo tantas ansias de
gloria como mi hermano. Si yo sólo tengo a mi amado padre, puedo
estar alrededor suyo, que es todo para mi corazón, en verdad poco me
interesa la asignación de una u otra gloria.»
El
padre, en algún momento, le dice a este segundo hijo: «Pero mira,
cómo tu hermano trabaja diligentemente y busca ganarse mi amor.»
Pero el hijo dice «¡Oh, amado padre! Cuando yo estoy en el campo,
estoy lejos de ti, y mi corazón no me deja tranquilo, sino siempre
me dice fuertemente: El
Amor no vive en la mano, sino en el corazón,
por eso no lo quiero ganar con la mano sino en el corazón. Dale tú,
padre, a mi hermano, el cual trabaja con diligencia, el campo y la
viña. Pero yo ya tengo suficiente, si tú me permites que todo el
tiempo pueda amarte con todos los deseos de mi corazón, así como yo
quiera y deba amarte, porque tú eres mi padre, tú eres mi Todo.»
Y
ahora, ¿qué dirá el padre, y esto, desde lo más intimo de su
corazón? Seguramente nada diferente a lo siguiente:
«Bien,
tú mi amadísimo hijo, tu corazón te ha revelado lo mío; la
Ley es sólo una prueba.
Pero, hijo mío, el Amor no se encuentra en la Ley, porque cualquiera
que obedece sólo a la Ley, lo hace sólo por amor propio, para
ganarse, de esta manera, Mi Amor y Mi Gloria mediante su propia
fuerza activa. Por eso aquél que obedece la Ley de esa manera, aquél
está aún lejos de Mi Amor, porque su amor no se dirige a Mí, sino
al salario.
Pero
tú has hecho al revés, y a decir verdad no has despreciado la Ley,
porque lo ha dado tu padre, pero tú te has levantado por encima de
la Ley, y tu amor te ha conducido, sobre la misma, hacia tu padre.
Por eso entonces tu hermano recibirá el campo y la viña y entrará
en mi Gloria; pero tú, mi amadísimo hijo, recibirás lo que has
buscado, a decir, al mismo Padre y todo Su Amor!»