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sábado, 22 de diciembre de 2012

Resuelve cualquier conflicto mediante la comunicación no violenta

Podemos hacer la vida miserable o maravillosa para nosotros y los demás en función de cómo pensamos y nos comunicamos. Marshall Rosenberg
El hummus era excelente, por no hablar del delicioso tajine. La cena de Ramadán no podía ser más agradable, Rachid y su familia estaban haciendo gala de toda su hospitalidad en linea con la ancestral tradición árabe. No importaba que estuviera en una miserable tienda de un campo de refugiados palestino, lo que importaba era la compañía y el exelente ambiente que se respiraba con Rachid y su familia. Nadie que nos hubiera visto hacía un par de horas lo hubiera pensado. Rachid me había llamado asesino de niños delante de otros cien palestinos del campo de refugiados…
Esta es la recreación de una historia real. El protagonista de la misma es Marshal Rosenberg, un psicólogo norteamericano padre de la Comunicación No Violenta. En una de sus múltiples charlas, conferencias y trabajos a lo largo del mundo, visitó un campo de refugiados palestino. Hacía bien poco que ese campo había sido atacado por el Ejército Israelí y por todas partes se podían ver botes de gas lacrimógeno con la frase “made in USA”. Cuando estaba dando su charla, poco a poco se fue extendiendo un rumor entre los oyentes: “es americano”, “es un americano”. Rachid se levantó y le gritó “asesino de niños”, “cobarde”, etc… Al instante otros refugiados se unieron a los insultos y el ambiente se empezó a calentar. ¿Cómo logró del Dr. Rosenberg terminar el día cenando en casa del propio Rachid? Se puede decir que Rosenberg casi se vió forzado a estudiar psicología tras presenciar y sufrir en el año 1967, unos tremendos disturbios racionales en la ciudad de Detroit. Su familia se acababa de trasladar allí, y tuvieron que pasar varios días sin poder salir de casa hasta que se calmó la cosa. Cuando el joven Marshal volvió a la escuela, recibió una paliza por parte de dos compañeros de clase, porque su apellido parecía de origen judío. Era un “kike“, en el argot de la época en Detroit.
Desde entonces a Rosenber le obsesionaron dos cosas:
  • Qué hace a las personas abandonar su humanidad y tratar a los demás como si no fueran humanos
  • Qué hace que las personas, aun en las peores circunstancias, sigan tratando a los demás con compasión y respeto.
Rosenberg fue consciente desde el principio que el lenguaje que usamos con los demás, tiene mucho que ver en estos aspectos. Una comunicación violenta, autoritaria puede hacer mucho daño y llevar a las personas a hacer cosas tremendas. Por el contrario, unas palabras bien elegidas, que traten de empatizar con el otro, y que busquen su comprensión pueden ayudar a resolver cualquier conflicto.
Durante años, desarrolló un método para lograr, a través de la comunicación no violenta, resolver los conflictos. Este método ha sido empleado por el mismo y sus colaboradores a lo largo de todo el mundo para resolver conflictos: tribus en África, Iralanda o los Balcanes. La comunicación no violenta se compone de 4 pasos:
  1. Observación. Ante cualquier situación y sobre si creemo que puede dar lugar o ser el origen de un conflicto, lo que hay que hacer es tratar de observarla de la forma más objetiva posible, sin hacer juicions de valor. Sin pensar si es bueno o malo. Cada uno tenemos nuestro propio concepto de bondad o maldad. Tenemos sitios comunes, pero nunca juzgaremos igual dos situaciones. Por eso hay que dejar los juicios de valor de lado y centrarse en los hechos. Se trata de describir.
  2. Sentimientos. Lo siguiente es tratar de averiguar los sentimientos que nos provocan estos estos hechos. Nos hacen sentir tristes, alegres, irritados, furiosos… Cualquier acción que hagan los demás, nos provocará una reacción sentimental por nuestra parte, se trata de buscar e identificar qué sentimiento(s) nos está sacando.
  3. Necesidades. Se trata ahora de ver cómo estos sentimientos se ajustan a nuestras necesidades. Necesidades del tipo, orden, limpieza, libertad, amor, cariño, respeto, reconocimiento… Cada uno y en cada momento tenemos unas u otras necesidades que necesitamos satisfacer para sentirnos felices.
  4. Peticiones. Una vez que ya sabemos lo que realmente queremos, cuáles son nuestras necesidades, es el momento de solicitar a la otra persona que haga algo por nosotros. Que lleve a cabo una acción para hacernos más felices.
Un ejemplo para clarificar. En cómo discutir con tu pareja y que valga la pena, ya se tocó ligeramente esta forma de abordar los problemas, pero imaginemos la siguiente situación. Tu pareja ha dejado ropa tirada en casa, una forma no violenta de comunicar la situación sería “cariño, cuando veo ropa tirada por ahí me pone de los nervios porque tener orden en casa es muy importante para mi. Por favor, ¿podrías guardarla en tus cajones y llevarla a lavar?” En pocas palabras, hemos expresado un hecho objetivo (ropa tirada), nuestros sentimientos (me pone de los nervios), las necesidades (el orden) y una petición clara (guardarla o llevarla a lavar). Una buena plantilla para expresar estos 4 pasos sería: “He visto/Observo/Veo que _____. Me siento ____  porque necesito ____. ¿Estarías dispusesto/Podrías ____?”, desde luego hay formas más coloquiales de expresarlo, pero siempre es mejor tener esto en mente que tratar de resolver un conflicto con juicos de valor y acusaciones.
Al expresar las necesidades de esta forma es mucho más difícil que surgan conflictos, y por supuesto es aplicable a todos los ámbitos. También en el trabajo o con los hijos. Es importante tratar de conectar con la otra persona, tratar de averiguar sus necesidades, ya sean nuestros compañeros, hijos, amigos o jefes. Se trata de establecer un diálogo constructivo, no de hacer juicios de valor, de forma que se establezca una comunicación. Por tanto, hay dos aspectos fundamentales de la comunicación no violenta:
  1. Expresarnos a través de los 4 pasos citados anteriormente
  2. Tratar de empatizar con el prójimo a través de estos 4 pasos
Por cierto, en la historia del principio Rosenberg acabó cenando en casa de Rachid tratando de empatizar con preguntas del tipo “estas furioso porque mi pais no ayuda lo suficiente a los palestinos, ¿cierto?”, “lo que te gustaría es poder criar a tus hijos en una buena escuela”, “te gustaría que nosotros, los americanos, fueramos más conscientes de vuestras necesidades y sufrimientos y de las consecuencias de nuestros actos”, etc… Es decir, trató en todo momento e buscar el origen de la ira de Rachid intentando ponerse en su lugar. En ningún momento actuó a la defensiva, diciendo, “no es cierto”, o “yo solo soy un ciudadano”, etc… Las personas, y mucho más en el caso de Rachid, lo que necesitan es que se las escuche de verdad.
Como comentaba al principio esta técnica ha sido utilizada en numerosos conflictos alrededor del mundo, algunos tan complicados como Ruanda, Oriente Medio, o Irlanda. En ellos siempre ha sido una pieza clave que ambas partes se escucharan y que ambos empatizaran poniéndose en su lugar. ¿Qué pensáis? ¿Creéis que esta técnica se puede aplicar a situaciones de vuestra vida cotidiana? ¿Cómo tratáis de resolver los conflictos?
Si os ha intersado el tema, en la propia web del centro para la comunicación no violenta hay numerosos libros sobre el tema (también en español). En la casa del libro también tenéis el libro en español, o en inglés en Amazon. Si os interesa también podéis ver una entrevista a Marshall Rosenberg en YouTube (en inglés).

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