Buscar este blog

jueves, 25 de septiembre de 2025

Doctor de la Harvard, destruyó el mito de la OMS que comer demasiados huevos hace daño.

Comió 24 huevos al día durante un mes para observar el impacto directo en sus niveles de colesterol

Nick Norwitz desafió las directivas de la Organización Mundial de la Salud, que recomienda consumir hasta ocho por semana

Por Francisco González Tomadin

26 Sep, 2024 06:27 a.m. CO

Un investigador de Harvard desafía la creencia popular al consumir 24 huevos diarios durante un mes (YouTube)

Durante décadas, los huevos han sido señalados como uno de los principales culpables del aumento del colesterol, lo que ha llevado a la creencia generalizada de que su consumo en exceso podría ser dañino para el corazón. Sin embargo, un reciente experimento realizado por Nick Norwitz, estudiante de medicina en la Universidad de Harvard, ha desafiado esta suposición. En un proyecto inusual, decidió comer 720 huevos en un mes, 24 huevos al día, para observar el impacto directo que tendría en sus niveles de colesterol. Los resultados fueron sorprendentes. Según la Organización Mundial de la Salud es recomendable consumir entre siete u ocho huevos por semana.

Norwitz, quien también tiene un doctorado en metabolismo cerebral humano por la Universidad de Oxford, emprendió este reto como parte de un experimento personal. El propósito era explorar si, realmente, el colesterol dietético que se encuentra en los huevos podía aumentar los niveles de colesterol LDL, conocido como el “malo” debido a su capacidad de obstruir las arterias y aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.

El reto del Dr. Norwitz aporta nuevas perspectivas sobre la relación entre el colesterol dietético y el colesterol LDL (Captura de YouTube)

Cada huevo contiene aproximadamente 186 mg de colesterol, lo que significa que, en teoría, aumentar la cantidad de huevos consumidos debería elevar los niveles de colesterol en el cuerpo. Sin embargo, Norwitz partió de una premisa bien distinta: intentó probar que a pesar de aumentar su ingesta diaria de colesterol en más de 133.200 mg al consumir tantos huevos, sus niveles de colesterol LDL no aumentarían.

720 huevos despues, su colesterol LDL no solo no aumentó, sino que disminuyó en un 18%, desafiando la creencia popular y los temores asociados al consumo de huevos.

Así, el experimento de Norwitz sugiere que la correlación entre el colesterol dietético y los niveles de colesterol en sangre puede no ser tan directa como se pensaba.

Explicación científica detrás del colesterol y los huevos

El colesterol que consumimos a través de los alimentos, conocido como colesterol dietético, tiene un impacto variable en los niveles de colesterol en la sangre. En el caso de los huevos, en la mayoría de las personas, el consumo elevado no provoca aumentos en el colesterol LDL, al menos no al nivel que históricamente se había creído.

El cuerpo humano tiene mecanismos de regulación que equilibran los niveles de colesterol. Una de las hipótesis planteadas es que el colesterol dietético se une a ciertos receptores en las células del intestino, lo que desencadena la liberación de una hormona llamada colesina. Esta hormona viaja a través de la sangre hasta el hígado, donde se une a un receptor llamado GPR146. Cuando este receptor es activado, el hígado reduce la producción de colesterol LDL, ayudando a mantener los niveles estables.

Esto explicaría por qué, incluso consumiendo grandes cantidades de colesterol a través de los huevos, el Dr. Norwitz no experimentó un aumento en sus niveles de LDL. De hecho, su nivel de LDL se redujo, probablemente debido a la interacción entre la colesina y los receptores en el hígado.

Durante las primeras dos semanas de su experimento, Norwitz consumió exclusivamente huevos. Sin embargo, en la segunda mitad del mes, decidió incorporar 60 gramos de carbohidratos al día a su dieta. Para ello, añadió frutas como bananas, arándanos y cerezas congeladas.

La razón detrás de esta modificación en su dieta radica en el efecto que tienen los carbohidratos sobre los niveles de colesterol. Según explicó, en las dietas bajas en carbohidratos, es común que los niveles de LDL aumenten porque el cuerpo empieza a quemar grasas para obtener energía en lugar de carbohidratos. Sin embargo, cuando se reintroducen los carbohidratos, el cuerpo comienza a utilizar estos para obtener energía, lo que provoca una disminución en los niveles de LDL. Esta es la razón por la que experimentó una disminución aún mayor en su LDL al añadir carbohidratos a su dieta en la segunda mitad del experimento.

Fuente: https://www.infobae.com/salud/ciencia/2024/09/26/comio-24-huevos-al-dia-durante-un-mes-para-observar-el-impacto-directo-en-sus-niveles-de-colesterol/?utm_source=chatgpt.com

miércoles, 3 de septiembre de 2025

¿Qué es la hiperlaxitud?

La hiperlaxia (también llamada hiperlaxitud articular) es un término médico que describe la condición en la que las articulaciones tienen un rango de movimiento mayor de lo normal debido a una elasticidad aumentada de los ligamentos y tejidos conectivos.

🔹 Características principales:

  • Articulaciones que se doblan o giran más de lo esperado.
  • Puede presentarse de manera aislada (sin síntomas) o asociarse a dolor, lesiones frecuentes o fatiga articular.
  • En algunos casos forma parte de síndromes más amplios del tejido conectivo, como el síndrome de Ehlers-Danlos o el síndrome de Marfán.

👉 En términos sencillos: una persona con hiperlaxia es “muy flexible” o “doble-jointed” (como se dice en inglés).

¿Qué es la hiperlaxitud?

La hiperlaxitud articular (también llamada hipermovilidad articular o síndrome de hipermovilidad benigno) es una condición en la que las articulaciones tienen un rango de movimiento mayor al normal debido a una mayor elasticidad en los ligamentos, tendones y tejidos conectivos (como el colágeno). Esto hace que las personas afectadas puedan realizar movimientos que otros no pueden, como doblar los dedos o las rodillas de forma extrema. Afecta aproximadamente al 5-15% de la población, es más común en mujeres, niños y adolescentes (disminuye con la edad), y tiene un componente hereditario (puede transmitirse en familias).

No siempre es un problema grave; en muchos casos, es una característica benigna que no causa síntomas y puede incluso ser ventajosa para actividades como el ballet, la gimnasia o tocar instrumentos musicales que requieren flexibilidad. Sin embargo, cuando se asocia con dolor o lesiones recurrentes, se conoce como síndrome de hiperlaxitud articular. En formas más severas, puede estar relacionada con trastornos genéticos como el síndrome de Ehlers-Danlos (especialmente el tipo hipermóvil), que afecta el colágeno y puede involucrar problemas en la piel, vasos sanguíneos u órganos.

Causas

  • Genéticas: Principalmente, se debe a variaciones en las fibras de colágeno (la proteína que da estructura a los tejidos). Hay más elastina (que permite estiramiento) que colágeno rígido, lo que hace los ligamentos más flojos y frágiles.
  • Hereditarias: Es común en familias; si un padre la tiene, hay un 50-60% de probabilidad de que se herede (patrón autosómico dominante).
  • Otras: Puede aparecer en síndromes como Down, Marfan o Ehlers-Danlos. No se conoce una causa única, pero factores como la etnia (más en caucásicos o asiáticos) y el género influyen.

Síntomas y complicaciones

La mayoría de las personas no tienen síntomas, pero cuando aparecen (especialmente en el síndrome), incluyen:

  • Dolor en articulaciones, músculos o espalda (artralgias, lumbalgias), que empeora con actividad física o estrés.
  • Inestabilidad articular: Sensación de "articulaciones flojas", con riesgo mayor de esguinces, luxaciones (ej. en hombros, rodillas o mandíbula) o subluxaciones.
  • Chasquidos o crujidos en las articulaciones (crepitaciones).
  • Fatiga crónica, rigidez muscular o debilidad.
  • Problemas extraarticulares: Piel elástica o frágil (hematomas fáciles), varices, hernias, pies planos, escoliosis o problemas en el parto (en mujeres).
  • En casos graves (como Ehlers-Danlos): Fatiga extrema, ansiedad, problemas digestivos o cardíacos.

Los síntomas suelen empezar en la infancia o adolescencia y pueden persistir de forma intermitente. No es inflamatorio, pero puede predisponer a artrosis prematura o tendinitis.

Diagnóstico

Se diagnostica con el test de Beighton, una escala simple de 9 puntos que evalúa la flexibilidad en 5 áreas (dedos, pulgares, codos, rodillas y columna).

  • Adultos: 5 o más puntos indican hiperlaxitud.
  • Niños: 6 o más puntos. Ejemplos de pruebas: Tocar el antebrazo con el pulgar, hiperextender las rodillas o doblar el meñique más de 90°.

Se complementa con historia clínica, examen físico y, si es necesario, pruebas genéticas para descartar síndromes relacionados. Un reumatólogo o traumatólogo lo confirma.

Tratamiento y manejo

No hay cura, ya que es genético, pero se puede controlar para evitar complicaciones:

  • Ejercicio físico: Fortalecer músculos con ejercicios de bajo impacto (natación, yoga, pilates o ciclismo) para estabilizar las articulaciones. Evitar deportes de alto impacto como correr o saltar sin protección.
  • Fisioterapia y kinesiología: Para mejorar la postura, tonificar músculos y reducir dolor. Incluye ejercicios isométricos y uso de soportes (rodilleras, tobilleras).
  • Medicamentos: Analgésicos, antiinflamatorios (ibuprofeno) o relajantes musculares para el dolor. En casos crónicos, terapia para fibromialgia asociada.
  • Estilo de vida: Mantener peso saludable, buena higiene postural, evitar cargas pesadas y usar plantillas si hay pies planos. En embarazos, monitoreo especial.
  • En casos graves: Cirugía para luxaciones recurrentes o tratamiento multidisciplinario (psicólogo para ansiedad asociada).