Por Luis Segura
Teoría política que describe con bastante exactitud
cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las
ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo
del tiempo.
Historia
Joseph Overton observó que para cada área de gestión pública,
solo un estrecho rango de potenciales políticas son consideradas
aceptables, dependiendo primeramente si les conviene a los políticos
apoyarlas, antes que sus preferencias personales. De esta forma, ese
rango varía no cuando las ideas cambian entre los políticos, sino entre
la sociedad que los elige. Para evitar comparaciones con el espectro de
posiciones ideológicas izquierda-derecha, Overton desarrolló un modelo
vertical de políticas que va de "más libre" (arriba) a "menos libre",
relativo a la intervención gubernamental, en la que las políticas
aceptables se enmarcan en una "ventana" que puede moverse a lo largo de
este eje, ampliarse o reducirse. Al morir Overton, este modelo fue
bautizado como la Ventana Overton por sus colegas del centro Mackinac, entre los cuales Joseph Lehman contribuyó a su popularización.
Según Lehman, es muy raro que los políticos puedan modificar
la ventana. En lugar de ello, estos típicamente reaccionan y validan lo
que se considera aceptable. Aquellos que lo intentan son ya sea
verdaderos líderes que pueden mover la ventana por ellos mismos, o
políticos que se arriesgan a perder simpatizantes. Como explica,
generalmente los cambios en políticas públicas vienen después de cambios
en la política, que a su vez siguen a cambios sociales; las políticas
más duraderas son aquellas apoyadas por fuertes movimientos sociales.
Quienes proponen políticas fuera de la ventana buscan persuadir o educar
al público para que la ventana pueda tanto moverse como expandirse a
fin de abarcarlos, mientras que los opositores de las políticas en curso
u otras que estén dentro de la ventana, por el contrario, buscan
convencer al público que éstas deberían ser consideradas inaceptables.
El comentarista político Joshua Treviño postuló que los pasos
para que una política pública alcance la total legitimidad pueden
definirse someramente como: impensable, radical, aceptable, sensata,
popular, política; con las últimas 4 encontrándose dentro de la Ventana
Overton. Análisis posteriores postulan además técnicas para mover la
ventana, por ejemplo promoviendo deliberadamente ideas "radicales" con
la intención de hacer parecer más moderadas, y por lo tanto más
aceptables aquellas ideas que ya se encuentran fuera de la ventana.
También el mismo Lehman, explicó en el programa de radio The Glenn Beck Program
que la ventana puede moverse cambiando la mentalidad de la sociedad
apelando a los hechos y la lógica, a la moralidad, a las emociones y en
última instancia a las circunstancias o la desinformación.
Wikipedia
Introducción
En principio ningún tabú escaparía a la eficacia de esta técnica. Por
consiguiente, se podría cambiar de modo radical la valoración que la
sociedad tiene actualmente de la eutanasia, el incesto, el bestialismo,
la pederastia o el canibalismo, por poner sólo unos cuantos ejemplos.
Para ello no se aplicaría un lavado de cerebro directo, sino una serie
de técnicas avanzadas, cuyo desarrollo pasaría inadvertido para la
sociedad.
Para mostrar de qué manera esta teoría explica cómo se pueden lograr
los efectos deseados, conviene que nos centremos en un tabú concreto.
Examinemos por ejemplo el canibalismo. Así pues, ¿cómo sería posible
convertir en aceptable la ingesta de personas? ¿Cómo se opera ese cambio
en las conciencias desde la fase de aversión hasta la de conformidad
plena? En cinco etapas sucesivas, que a continuación describimos.
PRIMERA ETAPA:
de lo impensable a lo radical
En este primer estadio, la aprobación del canibalismo es todavía algo
impensable. La práctica de comer carne de la propia especie se
encuentra en el nivel más bajo de aceptación de la ventana de
posibilidades de Overton (muy estrecha aún, por no decir cerrada a cal y
canto), puesto que la sociedad considera ésta una acción repugnante y
ajena a la moral pública. Es decir, la ventana está cerrada y de momento
no se mueve.
Para modificar esta apreciación —y amparándose en la libertad de expresión—, se trasladaría esta cuestión a la esfera científica, sugiriendo que para los científicos no deberían existir temas tabú. En ese caso, podría realizarse un simposio etnológico
sobre rituales exóticos de culturas ancestrales, para obtener
declaraciones autorizadas sobre costumbres caníbales, forzando así la
transición de la actitud negativa e intransigente original de la
sociedad a una actitud más positiva y abierta.
Simultáneamente, se crearía un grupo radical de caníbales a fin de
ser advertido y citado por numerosos medios de comunicación. Con esto ya
se habría logrado el objetivo de la primera fase: eliminado el tabú,
que la cuestión originalmente inaceptable empiece a discutirse.
SEGUNDA ETAPA:
de lo radical a lo aceptable
En esta segunda etapa ya se persigue abiertamente la aprobación del
canibalismo. Para que éste pueda ser aceptado hay que seguir divulgando
las conclusiones de los «científicos», e insistir en lo oportuno que es
no tener prejuicios sobre el tema, calificando de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el mismo.
Los que se resisten deben empezar a ser vistos como fanáticos que se
oponen a la ciencia y a la ilustración. Mientras se condena públicamente
a los intolerantes, es necesario crear un eufemismo, con la
intención de que se pierda el significado directo del término original y
sus connotaciones negativas, sustituyendo así la expresión original
(canibalismo) por antropofagia, primero, y antropofilia,
en último término. Paralelamente se crearía un precedente, histórico,
mitológico, o inventado, que sirviera de referencia y pudiera ser
utilizado como prueba de que la antropofilia es perfectamente legítima.
El uso combinado de medios de comunicación y grupos de presión
convertiría en aceptable, más pronto que tarde, el hecho de que haya
personas que incluyen en su menú diario carne de la propia especie.
TERCERA ETAPA:
de lo aceptable a lo sensato
Para convertir en sensato lo que en un principio era totalmente
inaceptable, lo siguiente sería proponer que la ingesta de carne humana
sea un derecho de todo hombre libre. Un lema apropiado podría ser el
siguiente: «un hombre libre tiene derecho a decidir qué come».
Al mismo tiempo, seguiría siendo absolutamente necesario arrinconar a
quienes piensan diferente, es decir, a cuantos todavía impugnan la
consolidación de este pretendido derecho. Así, se acusaría a estas personas de radicales que odian la antropofilia,
de retrógrados y extremistas que arrojarían en hogueras, si pudieran,
no sólo a los caníbales, sino a los miembros de cualquier minoría.
A su vez, pretendidos expertos y personajes conocidos del mundo de la comunicación,
insistirían en que a lo largo de la historia humana nos hemos comido
unos a otros, sin que esto produjera extrañeza en aquellas sociedades…
Como hemos advertido, el objetivo de esta tercera etapa es que el canibalismo sea considerado una costumbre razonable.
CUARTA ETAPA:
de lo sensato a lo popular
A continuación se debe poner toda la maquinaria del poder al servicio
del ideal supremo. En este instante, los medios de comunicación,
secundados por gente famosa y autoridades, hablan abiertamente de
antropofilia. El canibalismo se convierte entonces en un tema
predilecto de la industria del entretenimiento. El fenómeno asoma por
primera vez en películas, letras de canciones comerciales, novelas y
espectáculos televisivos. De repente, se produce también el ensalzamiento de personajes relevantes que en la historia practicaron la antropofilia, sirviendo de modelo a las multitudes.
El fenómeno pronto se vuelve imparable y multitudinario. Además, para
reforzar su imagen positiva, los caníbales son presentados ante la
opinión pública como víctimas de una sociedad represora, que les impide
satisfacer sus apetitos, y comer lo que su cuerpo les pide.
QUINTA ETAPA:
de los popular a lo político
El ideal ya está al alcance de la mano. En esta última etapa, la
ventana de posibilidades de Overton, totalmente cerrada al principio,
aparece ya a escasos centímetros de abrirse de par en par.
El arreón definitivo consiste en preparar la legislación para
legalizar el fenómeno. Los partidarios de la legalización del
canibalismo, incorporados en grupos de presión, se consolidan en el
poder y crean encuestas con el fin de mostrar un alto porcentaje de
partidarios de la legalización del fenómeno. Y de forma automática, como
la fruta madura que cae por sí sola del árbol, se acaban estableciendo
en la conciencia colectiva nuevos e incontestables dogmas: «se prohíbe la prohibición de comer personas»; «comer personas es un derecho»; «quienes se oponen a la antropofilia incurren en un delito de antropofobia»…
Como vemos, el movimiento de las ventanas es una estrategia
perfectamente definida. Hemos contemplado el arco completo, pasando del
rechazo absoluto al canibalismo (como uso totalmente ajeno a la moral
pública) a su legalización y aprobación popular y política.
Decíamos al principio que la Ventana de Overton es una teoría
política que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar
la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se
consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo. Y hemos
descrito cómo es posible. De hecho, el movimiento de las ventanas —que,
como resulta evidente, es extrapolable a cualquier fenómeno—, no sólo
se ha ensayado con éxito en el pasado, sino que se sigue aplicando con
éxito en el presente…
Posdata
Piénsese, al menos, que entre las gravísimas consecuencias que
arrastra consigo esta diabólica estrategia de manipulación avanzada de
masas, está la de provocar una fractura social prácticamente
irrecuperable.
Siendo su corolario más dañino, sin embargo, la degradación de la
sociedad mediante el encumbramiento de aberraciones de todo tipo, que
acaban, como hemos visto, por ser asumidas y aun tenerse por naturales.
Luis Segura
AccionFamilia.org